Cartas de lectores

Capacidad para cambiar

Nuestro país durante 2019 venía en trayectoria descendente de su crecimiento económico y ascendente en el impacto de la crisis económica en lo social, creando más desempleo y menos servicios básicos a la ciudadanía, lo cual derivaba en crisis política que agravaba las condiciones de vida de los ecuatorianos. Cuando el Gobierno trató de tomar medidas económicas correctivas en octubre de 2019, la reacción de los movimientos indígenas y de la izquierda fue virulenta, con movilizaciones sobre Quito que supuestamente eran pacíficas. Pero los movimientos subversivos de los correístas, encubiertos por los más radicales miembros de la Conaie, generaron un claro intento de golpe de Estado para con ese pretexto encubrir los actos de corrupción que estaban y siguen siendo juzgados. Esas acciones tuvieron difusión mundial e incrementaron la crisis económica y social al ahuyentar aún más la inversión generadora de empleo y aumentar el riesgo país. Luego, en febrero de 2020 se desató la pandemia de COVID-19 y quedó al descubierto la ineficacia de lo “invertido” en la infraestructura de salud pública; pero peor que eso, se destapó toda la corrupción con que esta ha sido manejada en los últimos 14 años y se deterioró más la situación económica, quedando en evidencia la crisis moral de la administración de la salud, pública y privada, y de la política. Todo esto pone al país en una pendiente descendiente. Así 94 % de los ecuatorianos no creen en el Gobierno ni tienen esperanza de mejorar, sumiéndose en angustia y desesperación. Esto tiene que cambiar porque seguir este camino es convertirse en Venezuela u otro Estado fallido, como Zimbabue (África). Por eso en las próximas elecciones tenemos la obligación de saber escoger nuestro futuro, estudiando las propuestas de los candidatos más opcionados: Lasso, Arauz y Pérez. Arauz y Pérez han sido muy claros en sus declaraciones y plan de gobierno, que conducirán al país por la ruta del socialismo del siglo XXI o de la extrema izquierda mariateguista; destruirán el modelo económico que sostiene la dolarización y eso ahuyentará la inversión que genera empleo, aumentando el principal problema social que tenemos: desempleo. Y esto es solo la punta del iceberg de un programa que destruirá al país. Lasso ofrece cambiar el modelo y tiene capacidad para cambiarlo por su experiencia y conocimiento de la economía ecuatoriana y mundial, y por la confianza que un administrador como él generará. Esto garantiza la permanencia de la dolarización y en consecuencia la inversión que genera empleo.

Juan José Pons