Cambien leyes y reglamentos de ciertas cosas elementales, por favor
Cada quien hace lo que le da la gana
Punto #1: en la actual Asamblea hay un chico joven de 19 años que fue elegido en plancha como asambleísta. Lo pescaron infraganti haciendo dibujitos en plena sesión, en la cual se estaba discutiendo un tema importante. ¿De quién es la culpa? ¿Del líder del partido que lo mocionó para que sea candidato? Tal vez lo pusieron de relleno para ver qué pasaba. ¿Qué puede aportar un chico sin experiencia alguna y con apenas instrucción secundaria en temas de crear, modificar, interpretar y derogar leyes? ¿O en el de proponer, analizar y aprobar proyectos de ley? Simplemente no tiene experiencia. ¿Quién tiene la culpa, él o quienes lo eligieron? ¡Impresionante! Craso error.
Punto #2: pedimos educación de calidad, ¿entonces por qué no se cambian el pénsum académico? ¿Por qué no se da cívica, ética, pensamiento crítico, a partir de los últimos años de la educación primaria, en toda la educación secundaria, incluyendo materias de educación financiera? Como académico y educador, jamás estaré de acuerdo en clases virtuales, peor tratándose de clases prácticas; tal vez de ciertas materias teóricas. Esto se lo ha hecho desde la pandemia hasta ahora. ¿Qué puede aprender el estudiante? ¿Qué de provechosa puede ser para el estudiante esta situación?
Punto #3: ¿quién es el organismo de autoridad en este país con respecto a las leyes y reglamentos de tránsito? ¿ATM, CTG? Le cambian el nombre cada vez y cuando, como si eso fuera lo más importante. Vamos a lo de fondo. Después de las 18h00 no hay un solo vigilante en la ciudad. A toda hora, motociclistas llevan a sus hijos y a su esposa sin cascos protectores. Cuatro o cinco personas en una moto, como si nada y a una velocidad que asusta, a vista y paciencia de los vigilantes. Motorizados que hacen labores de ‘delivery’ no respetan los semáforos en rojo y se cruzan como si nada. Se suben a las aceras, destinadas al peatón, y se disgustan cuando uno les llama la atención.
Tres puntos en los hay que trabajar, cambiarlos y establecer políticas y reglamentos claros, que presumo son letra muerta, pero que no se cumplen. Yo insistiré hasta el fin de mis días: nosotros los de a pie no hacemos las leyes, las hacen los políticos de este país. Por eso es que estamos cada día peor. Cada quien hace lo que le da la gana: más delincuencia, más drogadicción, más microtráfico, más extorsiones, falta de oportunidades y fuentes de empleo, más migración de nuestra gente, más negocios cerrados. ¡Hasta cuándo!
Roberto Flores