La alegría y la paz que nos trae el Adviento

Todos hemos de hablar la misma lengua, que para nosotros es la oración; así nuestra vida se llenará de alegría y paz

El tiempo de Adviento nos prepara para la Navidad. Es una época de esperanza y debemos recibirla con alegría. Esperemos con gozo y gratitud el nacimiento de Jesús, porque Él nace por amor a nosotros. Cada domingo encendamos una luz en nuestra corona de Adviento como signo de que ya se acerca la llegada del Niño Jesús, nuestro Salvador. Imaginemos cómo sería la dicha de nuestra Madre, la Virgen, sabiendo que su hijo sería el redentor de toda la humanidad. El tiempo de Adviento tiene 2 significados: preparación para la Navidad y espera de la segunda venida de Jesús al final de los tiempos.

Compartamos con nuestra familia este tiempo de esperanza de la mano de María, la Madre de Dios. Vivamos un tiempo de amor, humildad, misericordia, sacrificio y alegría; solo así tendremos vida de fe, esperanza y caridad. Preparémonos para la Navidad con Misa frecuente, acudiendo al sacramento de la confesión, y recordando que hace 2 milenios el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.

Que en este tiempo echemos fuera todas las preocupaciones que nos apartan de Él y para que pueda estar presente en nuestra inteligencia, en nuestros labios, en nuestro corazón, en nuestras obras y palabras.

Pidámosle a nuestra Madre del cielo que prepare un altar en nuestra alma para subir al mismo Cristo. Que esta Navidad sea un especial encuentro con Dios. Como dijo el Papa: ‘’no hay más que una raza en la tierra: la raza de los hijos de Dios”. Todos hemos de hablar la misma lengua, que para nosotros es la oración; así nuestra vida se llenará de alegría y paz.

Martha Reclat de Ortiz