¡Ah… el fútbol!

Estamos ‘ad portas’ de un nuevo Mundial; el equipo de todos estará representado por jóvenes que pueden dar inmensa alegría

Gratos recuerdos retornan a la mente desde la inauguración del estadio Modelo, donde Alberto Spencer, verdadero prócer del deporte, demostró la inigualable calidad que lo encumbraría en un prestigioso conjunto extranjero. Ya el bichito del apasionamiento se había introducido en mi por la influencia social de la escuela popular de damas de la Junta de Beneficencia de Señoras, altruista entidad que permitía la formación de miles de educandos que no poseían mayores recursos económicos, al regentar la escuelita Beato Hermano Miguel, situada en Luis Urdaneta y Boyacá, muy cerca de otra entidad para niños y jóvenes de familias con diferentes apellidos, pertenencias, ubicación social y política, a quienes llamábamos ‘aniñados’ y ellos a nosotros ‘cholitos’. Desde entonces nos adherimos con emoción solidaria a la divisa que identificaba nuestra raigambre. Han pasado muchas décadas, viejas figuras transitaron hacia el olvido, momentos de alegría o amargura continuaron su inexorable marcha… pero el bichito resurgió con nuevos ingredientes, ¿curiosidad?, ¿añoranza?, o solidaridad con esa masa bastante amorfa con la que compartes la expectativa de una nueva gloria para tu equipo. No queda nada en claro. Estamos ‘ad portas’ de un nuevo Mundial; el equipo de todos estará representado por jóvenes que pueden dar inmensa alegría por la satisfacción de haber competido con tesón y pundonor, poniendo en alto los colores nacionales y dando un paliativo ejemplar a un pueblo que precisa de regocijos ante la calamitosa realidad que atraviesa. Gracias selección por unir aniñados y cholitos.

Ricardo López González