Agricultura, cuatro años de abandono

Los candidatos a las próximas elecciones de febrero visitan los campos ofreciendo soluciones para el tema agrícola, muchas descabelladas, muy poco acertadas. Recordamos los enfrentamientos, cierres de vías, el gas lacrimógeno, las amenazas que líderes agropecuarios recibieron por su justo reclamo a los bajos precios pagados por sus cosechas. El sector agropecuario desde 2017 ha soportado duros golpes por el abandono gubernamental, subsectores como arroz, maíz, banano, caña de azúcar, papa, han sido duramente lesionados por el irrespeto a los precios mínimos de sustentación (PMS) o la importación, en el caso del maíz, que ocasiona caída del precio. Cuatro ministros de Agricultura han pasado, sin política agropecuaria seria ni visión de futuro que denote desarrollo socioeconómico para los productores o el país. Salpicados de corrupción declaran que el cargo tiene precio, que es pagado por grupos interesados y hasta se llegó a fijar bandas de precios para productos internos, acción ilegal e inmoral, favoreciendo a la intermediación, pues esta se fija para productos que ingresan al país para salvaguardar la producción nacional; ministros puestos para legalizar cultivos ilegales de holdings bananeros, cuidando los intereses de transnacionales, y los productores en total indefensión. El sector agropecuario ha sido siempre el sostén económico del país, desde la época colonial, con bienes agroexportables con los “booms” de cacao, café, banano, camaronero y floricultor. En la pandemia han sostenido las exportaciones y la soberanía alimentaria. La población rural y urbana debe hacer conciencia de que en el sector agropecuario está la salida a la crisis financiera, social y sanitaria; se debe implementar la práctica del Comercio Justo (Fairtrade) y con política de Estado bajar costos de producción para ser más competitivos, desarrollar mercados interesantes internos, agregar valor, exportación directa de organizaciones de productores. Lo lograremos con un gobierno de corte social. Volvamos la mirada al agro.

Pedro Pablo Jijón Ochoa