Actuar así aleja el retorno a la normalidad

Fui a un restaurante en Guayaquil. Mientras esperaba mi comida vi a una guardia de seguridad acercarse a unos clientes y recordarles el uso correcto de la mascarilla y conservar el distanciamiento social. La disposición era cuatro personas por mesa y ahí había ocho. Ellas se separaron pero tan pronto la guardia se alejó, se reunieron y colocaron sus mascarilla como cubrebarbilla. Igual desacato hicieron cuatro personas que hacían sobremesa. Al irse la guardia se bajaron nuevamente la mascarilla, acompañando el acto con risotada. Visité un almacén cuya publicidad decía que estaba en oferta. Al ingresar descubrí que la oferta era para los productos exhibidos afuera del local; nadie direccionaba a aquellos productos a quienes ingresábamos, pero cuando se conocía el particular, todos se retiraban. Iba a comprar un pantalón pero necesitaba que le hagan unos ajustes; antes realizaban composturas. Al consultar si aún brindaban el servicio me respondieron que la máquina estaba dañada; no lo compré. Necesitamos a gritos retornar a la normalidad, entonces ¿por qué poner el pie para no salir de la pandemia? Al no cumplir con medidas de bioseguridad, el virus seguirá ahí, buscando a quién enfermar. La gente busca ahorro y las desilusiones motivan a salir del local. Si el objetivo es vender, arreglen la máquina que contribuye a cerrar la venta.