
Superman: ¿Vale la pena ir al cine por la nueva historia de David Corenswet?
Superman 2025 tiene exceso de personajes porque Gunn ha creado, con sus guionistas, una historia diferente
Hace tres horas Superman (David Corenswet) fue vencido por primera vez. Ahora yace inerte, casi moribundo, en glaciales extraviados en los mapamundis. Krypto, su perro fiel lo escucha decir la palabra “Hogar” y con su fuerza canina y espacial lo arrastra hacia el lugar en que pueden sanarlo unos hábiles robots, médicos y guardianes del superhombre. Curado, llega a Metrópolis, al Daily Planet, donde es Clark Kent. Allí ha conocido a Lois Lane (Rachel Brosnahan) y al fotógrafo Jimmy Olsen (Skyler Gisondo). Juntos, conversan sobre la guerra que sostiene Boravia contra un ambicioso pais. También discuten sobre el hecho que Superman está perdiendo su rol de protector de la humanidad y ello ha dejado abierto el camino para que Lex Luthor (Nicolas Hoult), ambicioso magnate tecnológico, ponga en marcha su plan para destruirlo e imponer su maldad. Pero Superman no está solo, un grupo de metahumanos, Lois, Krypto y Jimmy lo acompañaran en la gesta libertaria. En un momento dado aparecerá su padre, Jor-El (Bradley Cooper), y su madre para guiarlo, aunque todo parezca una derrota.
Lo bueno y lo malo de Superman
Estamos frente a uno de los momentos más cruciales en la historia de la crítica cinematográfica, hecho sucedido en la prensa estadounidense. Uno de ellos escribió en el análisis de este Superman lo siguiente: “Último clavo en el ataúd de los superhéroes”.
Los productores pidieron el embargo, por unos días, de las críticas ya registradas y las bajaron de las plataformas. Protestaron los puristas diciendo que toda película encadenada a diatribas enriquece las taquillas mundiales y las alabadas mueren en los mostradores de las salas fílmicas. Algo que no es tan cierto. Sin embargo, la escaramuza abrió, para mí, dos prólogos: en el Guayaquil de los años 40 y 50 los diarios porteños publicaban tiras cómicas. Allí conocimos a los nobles héroes de papel… Tarzán, el hombre mono; Roldán, el Temerario (Flash Gordon); El Fantasma. Los domingos, a página entera, se unía la perfección de El Príncipe Valiente, historias que se desarrollaban en los años del rey Arturo y los Caballeros de la Mesa Redonda, ejecutadas en magníficas y colorizadas plumillas. Sin embargo, era Superman el que llenaba la mente de niños, adolescentes y mayorcitos. Este héroe pasó a la radio, al cine bajo el formato de los seriales, a la televisión y revivió en 1978 para unirse al mundo de la pantalla gigante. Christopher Reeve fue la imagen perfecta y todos creyeron, realmente, que volaba, especialmente un niño norteamericano que puso sobre sus hombros una gigantesca toalla, abrió la ventana y se lanzó al cielo. No lo alcanzó y cayó sobre el pavimento del rascacielos en que vivía. ¡Ah, este cine endemoniado! —dijeron los abuelos—. Todo esto revivieron los comentarios foráneos acerca del nuevo Superman.
Ahora no hay niños destrozándose en las aceras, pero ha surgido una batalla de estrellas: cinco… una, dicen otros. Fui a verla y este es el efecto, respetando y aceptando las intenciones de su director, James Gunn, quien ya nos diera Guardianes de la Galaxia, El escuadrón suicida. Todos saben que Gunn tiene un estilo irreverente, emotivo y visualmente dinámico, con un enfoque plausible en la construcción de sus personajes. “Su trabajo en el cine de superhéroes ha sido descrito como una reinvención del género, incorporando humor, acción y momentos conmovedores”, me dice la enciclopedia. Lo acepto, y por ello no descalifico a este Superman porque Gunn lo haya humanizado, impuesto dudas, conflictos y emociones. Si recuerdan a Reeve (acabo de volver a observar su Superman para escribir esta columna), verán a un superhéroe confiado, pero siempre noble. Algo así es la concepción del actor que ahora lleva su traje y capa. Lo hace bien, aunque, según mi compañera de función, “A Corenswet le falla la pinta”.
El exceso de personajes en Superman 2025
Superman 2025 tiene exceso de personajes porque Gunn ha creado, con sus guionistas, una historia diferente. Ha mezclado en forma singular un accionar épico, de buen humor, a un Superman que es “impulsado por la compasión y una creencia inherente a la bondad del ser humano”, dice un periódico. Añado: y, sobre todo, Gunn hace que el espectador vea el homenaje que él rinde al pasado, a la tradición, cuando se piensa que eso ya no tiene importancia. Tampoco es muy aceptable ver que los personajes secundarios carezcan de sustancia, que a momentos se los sienta superficiales.
La esperanza en el nuevo Superman
El filme destila amabilidad, esperanza, ganando aplausos no por la fuerza sino por la clemencia. No es tan solo una película sobre superhéroes; es más bien una preparación hacia revivir la esperanza, la justicia y el optimismo, que vienen a representar una transformación social. La esperanza como fe en un futuro mejor, el optimismo que impulsa la acción positiva y la creencia de un posible cambalache. De manera que, si usted es un espectador que no acepta cambios estructurales basados en las emociones, este no es su largometraje. Pero si usted es ese tipo de entes que aún guarda esperanzas sobre el comportamiento humano, la comprenderá en su totalidad y, lo que es mejor, la aceptará sin trepidación alguna, pues sabe que el mundo se ha hecho más negativo y usted guarda las esperanzas de una permutación.
Calificación
- Para los que se niegan al cambio: **
- Para los que aceptan el cambio: ****
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