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Lovecraft Country: el verdadero monstruo es el hombre

La serie de HBO se centra en la América segregada de la década de 1950, pero a menudo se siente actual. Te contamos por qué puedes verla

Lovecraft Country
Lovecraft Country es una serie de televisión de drama y horror desarrollada por Misha Green basada en la novela homónima de 2016 de Matt Ruff.HBO

A tono general, el racismo siempre ha sido repudiado. Me cuesta pensar en que alguien que pise esta tierra lo acuñe como filosofía de vida. Sin embargo, y aquí empieza mi mea culpa, no vivo en esa vereda del que sufre una ignominiosa marginación. Y esto, aún cuando no quisiera, no me permite hablar como el que ha vivido, vive y vivirá, siempre marcado injustamente por el color de su piel. Es horrible solo de pensarlo, debe serlo mil veces más vivirlo. Sin embargo, a lo largo de nuestra historia, las voces de lucha contra el racismo institucionalizado se han lanzado como próceres de un derecho que, al igual que a todos, también les corresponde. No se trata de ser más o menos, se trata de ser iguales.

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Hollywood, y los medios de comunicación y entretenimiento, siempre nos han intentado mostrar esta terrible, dolorosa y vergonzosa realidad desde diferentes expresiones artísticas: el cine, la tv, la música, el teatro, la literatura. Quizá la última de aquellas expresiones que me quemó el aliento fue la fabulosa BlacKkKlansman del genio Spike Lee, en donde abrí los ojos ante algo que, ingenuamente, ignoraba que aún latía en las fauces de nuestra sociedad. Lo digo ahora, lo digo alto y fuerte, me avergüenza que necesitemos que nos recuerden lo horrible y despiadado del racismo. Pero sí, aún siento que es necesario y quizá lo siga siendo por mucho tiempo más.

Y así, aparece Lovecraft Country, una serie con un trasfondo fértil y bien cuidado. Que basa de manera inteligentísima, y paradójica, su premisa anti-racista en la obra de uno de los escritores más racistas de nuestra historia: H. P. Lovecraft. Y que usa aquel terror cósmico que este autor creó para hincarnos en nuestra moral y darnos un nueva oportunidad para abrir los ojos. Lovecraft Country brilla en su mensaje y nos invita a ver el rostro del monstruo más terrible que pisó esta tierra: nosotros.

Lovecraft Country es un drama bien disfrazado de ficción ambientado en la América de Jim Crow, donde las leyes de segregación imperaban en el territorio norteamericano. Nos presenta la historia de Atticus, un soldado que acaba de regresar de la guerra y que se embarca junto con su tío George y su amiga Leti en un viaje por encontrar a su padre. 

Desde el primer minuto de la serie, cuando nos muestran a Atticus sentado en la parte posterior de un bus, ya que este era el lugar reservado para los pasajeros de color, se nos revela que el racismo será el eje transversal de esta serie. Desde allí, episodio tras episodio, se entreteje una historia basada en los monstruos fantásticos creados por H. P. Lovecraft, sectas clasistas y mucha magia, en donde Atticus y su grupo, deben llegar hasta sus mismas raíces genealógicas para entender su lugar en el mundo que los rodea.

En muchos episodios, sentí que Lovecraft Country no es una serie fácil de ver. Su nutrida mitología e historia nos presenta guiños a un montón de situaciones sociales acaecidas en la década de 1950 que no se molesta en explicar y sobreentiende que el espectador las conoce y domina. En este sentido, recomiendo poderosamente complementar cada episodio con el podcast creado por HBO que se puede escuchar en Spotify en donde profundizan y “deshuesan” cada detalle de los episodios. Aún así, esto no impide el disfrute de un guion, dirección y diseño de producción impecables en donde, se nota, no se escatimó en gastos para presentarnos una serie grandilocuente en lo visual. Mención aparte para las actuaciones de Jonathan Majors (Atticus), Jurnee Smollett (Leti) y Michael K. Williams (Montrose, padre de Atticus), que lideran un reparto coral que funciona de manera correcta y coherente.

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Temáticamente, la serie empieza en una nota muy alta y, hacia la mitad de sus diez episodios su temperatura baja y quizá se enfría para mostrarnos ciertos detalles que me hacen añorar lo trepidante de los primeros episodios. Sin embargo, lo mejor llega a quien sabe esperar y nos terminan regalando tres episodios finales de altísima factura que me dejaron boquiabierto en muchas ocasiones y que, además, nos deja añorando más en un final con un pequeño pero eficiente cliffhanger.

Lovecraft Country mezcla de manera muy eficiente una ficción llena de monstruos, fantasmas y mundos paralelos con el terror latente del racismo. Su guion nos lleva a empatizar con sus protagonistas que deben escapar tanto de lo fantástico como de lo real. Esto último, el racismo, les termina siendo siempre lo más aterrador, ya que es aquello contra lo cuál no pueden luchar en igualdad de condiciones porque es una ley, porque está institucionalizado, porque es lo que los obligan a vivir. Es una crítica mordaz a una sociedad que se resiste a dejar la ignorancia de la discriminación y que tú y yo estamos obligados a cambiar. Es una serie que todos debemos ver y una lección que todos debemos agradecer.