Es de esas canciones que invitan a bailar y cantar. Gloria, cuya mejor versión es de la inolvidable Laura Branigan, trascendió a nivel mundial gracias a que ella le imprimió vigor a la melodía con el apoyo de sintetizadores, guitarra y su fuerte voz de cuatro octavas.

Lanzado en marzo de 1982 (en su álbum debut) el tema llegó a ser número uno en varios países del mundo. Se mantuvo 36 semanas en la Billboard (llegando a la posición 2), nominando a Branigan al Grammy como mejor vocalista pop.

La letra describe a una mujer que está siempre a la carrera y que escucha voces en su cabeza. Emisoras como Once-Q y Fantasía Musical la programaban a toda hora y se bailó con total frenesí en discotecas de Guayaquil como Infinity.

Recientes producciones como El asesinato de Gianni Versace, I Tonya y Gloria Bell la incluyeron en sus soundtracks. A décadas de su lanzamiento es una canción que permanece viva en algún lugar del corazón y en la cabeza de muchos nostálgicos.

“UN ÍCONO DE LOS 80”

Para René Narváez, reconocido locutor y director radial, el mérito de la canción es haber sido transformada, de su versión original (con el italiano Umberto Tozzi) a una más vibrante cargada de fuerza. “Laura Branigan alcanzó el éxito gracias a este tema que tuvo repercusión mundial. Fue un icono en los primeros años de la década del 80. Fediscos, la casa disquera que la representaba en Ecuador, la quiso traer, pero algo sucedió y no pudo venir. Ella forma parte de la historia del pop de aquella época con una canción que la hizo inmortal”.

“UNA CANCIÓN ATEMPORAL”

Para el actor, músico y comunicador Diego Spotorno, lo que más le llama la atención en esta composición es la guitarra. A su criterio, cuando un tema es realmente bueno no importa el género y se convierte en atemporal. “Funcionó la versión de Laura Branigan porque define a la música de los años 80 que era emocionante. Te hacía creer que todo estaba bien y funcionaba. Las canciones estaban cargadas de ciclos armónicos que transmitían energía y te mantenían siempre arriba”.