
Juan Pablo Toral revive la memoria urbana en su muestra ‘Retrotopía’
La exposición, que reúne 170 obras, elaboradas a lo largo de veinticinco años, abrió sus puertas en Cuenca
Entre utopías y distopías se abre un espacio para pensar en la ciudad real, esa que se construye y se derrumba, que guarda recuerdos y olvida rincones. Con esa mirada, Juan Pablo Toral presenta Retrotopía en el Museo Municipal de Arte Moderno de Cuenca, una muestra que confronta al visitante con el pulso cambiante de Guayaquil y con las huellas del patrimonio urbano que se ha desvanecido bajo el discurso del progreso.
En sus piezas, el artista plantea una ciudad idealizada en el pasado, tejida con nostalgia pero también con denuncia. Hidrantes de 1905, calados de madera, tapas de alcantarilla, semáforos en desuso y zapatos colgados en cables eléctricos se convierten en protagonistas de una crónica visual que documenta la desaparición de elementos urbanos.
La exposición, inaugurada el 24 de julio y abierta hasta el 15 de septiembre, reúne 170 obras distribuidas en seis salas y cinco espacios adicionales. El recorrido —que abarca pintura, escultura y archivo— condensa 25 años de trayectoria y ocho meses de trabajo junto al equipo del museo. Las piezas provienen de colecciones privadas, museos de Guayaquil y Quito, y ferias internacionales.

Ahondar en el pasado
“Retrotopía habla de la pérdida: de la memoria urbana, de las costumbres, del patrimonio arquitectónico. De lo que ya no está, lo que estuvo en las veredas, en las esquinas, en las casas… y que desaparece en nombre del progreso”, ha dicho el artista, quien vivió su infancia y adolescencia en Cuenca, para luego radicarse en Guayaquil. Añade que busca que sus obras sean accesibles y emotivas: “Quiero que un niño de cinco años la disfrute y que un adulto se acuerde”.
Tania Navarrete, curadora de la exposición indica que, en un escenario "brumoso" marcado por una tensión constante, las obras muestran como la gente "busca equilibrar la ebullición natural de los sistemas caóticos, de una urbe en continua contradicción con la memoria y el olvido, la libertad y la inseguridad, la tradición, lo repleto y lo vacío, el caos y el orden, desarrollando adaptaciones únicas para sobrevivir en estas condiciones".
Cada sala está dedicada a un fragmento de esa ciudad en fuga. Boulevard reúne hidrantes históricos y zapatos como símbolos de tránsito y memoria; Guindados y Calor presentan objetos suspendidos y referencias al clima, las fiestas populares y la infancia; Espacios vacíos y Pintura de garaje dialogan con ausencias y texturas urbanas. Las coordenadas geográficas, presentes en varias piezas, marcan el lugar donde la obra se ancla.

En colaboración con el arquitecto Florencio Comte, Toral incorpora documentación y referencias históricas que amplían el trasfondo patrimonial de sus obras.
La exposición también es un hito personal para el pintor, pues esta llega a la capital azuaya tras más de una década sin exponer. La propuesta trasciende la nostalgia para convertirse en resistencia simbólica. Retrotopía es, a la vez, un homenaje y una advertencia: sin pasado, las ciudades pierden su identidad. El ingreso a la muestra es gratuito.
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