
Italia se queda con las joyas de los Saboya tras una histórica decisión judicial
Italia retiene las joyas de los Saboya tras un reciente fallo judicial; la familia acudirá a tribunales internacionales
El Tribunal Civil de Roma resolvió el pasado 15 de mayo que las joyas de la corona italiana -entre ellas siete mil brillantes y dos mil perlas montadas en collares, pendientes, broches y diademas- no le pertenecen a la familia de la Casa de Saboya, sino al Estado italiano.
El tesoro seguirá bajo custodia estatal tras 79 años de litigio
Los herederos del último rey de Italia, Humberto II, encabezados por Manuel Filiberto de Saboya, iniciaron una demanda en 2022 solicitando la devolución de las joyas que la familia considera parte de su patrimonio. Sin embargo, la Corte no dio paso a su pedido, al reconocer que las piezas eran una dotación funcional y no propiedad privada.
Este conjunto de joyas fue entregado por Humberto II al Estado el 8 de junio de 1946, a solicitud del entonces primer ministro Alcide De Gasperi, poco después del referéndum que puso fin a la monarquía en Italia. Desde entonces, permanecen custodiadas en una cámara acorazada del Banco de Italia.
Olina Capolino, abogada de la entidad financiera, expresó su deseo "como ciudadana" de que las joyas sean exhibidas públicamente. Sin embargo, la familia Saboya ya anunció que se prepara para acudir al Tribunal Europeo de Derechos Humanos y continuar la batalla legal.
En un comunicado firmado por su abogado y publicado por Manuel Filiberto en redes sociales, también se anunció la intención de exigir la restitución del valor de todas las propiedades históricas pertenecientes a la familia.
Los Saboya y un momento incómodo en la entronización de León XIV
La organización del funeral del papa Francisco y la asunción de León XIV en la plaza San Pedro no fue tarea fácil. Todo lo contrario, generó más de un dolor de cabeza a los responsables. La ubicación de los ilustres invitados fue una de las complicaciones, pues muchos de ellos eran reyes y jefes de Estado.
El protocolo vaticano indica que la ubicación es por oden alfabético del país que representa, según su nombre en francés, que es el idioma diplomático. Hay que indicar que Italia tiene un lugar privilegiado, pues el papa es el obispo de Roma.
En ambas ceremonias, la despedida al papa Francisco y el recibimiento a León XIV, hubo un lugar para la realeza “sin trono”, es decir, aquellos reyes, príncipes ó duques que forman parte de casas reales de monarquías disueltas o abolidas. Aunque sus títulos nobiliarios no tienen ningún valor en su lugar de orgien, suelen ser reconocidos “por cortesía” en otros reinos.
Allí estuvieron el príncipe de Grecia y los archiduques de Austria, Luis Alfonso de Borbón, duque de Anjou, quien podría ser considerado Luis XX de Francia... Pero la atención estuvo puesta en un grupo especial, una reunión casi inimaginable: los aspirantes al trono de los territorios que conforman Italia, país que abolió su monarquía hace 75 años.
Los asistentes querían descubrir qué ocurría entre los cuatro aspirantes reales. Para evitar roces incómodos, durante el funeral de papa Francisco se tomó la decisión de separarlos en dos grupos.
El primero de ellos, compuesto por el príncipe Manuel Filiberto de Saboya cerca de Carlos de Borbón-Dos Sicilias, duque de Castro. Sus respectivos rivales, Aimone de Saboya-Aosta y Pedro de Borbón-Dos Sicilias, duque de Calabria, fueron ubicados unos asientos más allá.
Luego, para la asunción de León XIV, ubicaron a Manuel Filiberto y a Aimone -autodenominados jefes de la casa real de Saboya y legítimos herederos del trono de Italia- uno al lado a lado. Un gesto que podría significar ponerlos exactamente al mismo nivel.
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