La mayoría tiene dientes afilados, escamas o pieles marcadas por rastros de violencia. Hablan de la guerra, de la enfermedad, de lo irreversible de la sequedad del mundo, pero también de lo incontenible de la belleza.

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Cada monstruo es un mundo, y ese mundo es el que cobra vida en El año del Dragón, muestra individual del artista quiteño Enrique Vásconez, que se exhibe desde el mes pasado en la galería N24 de la capital.

El cierre de la muestra estaba planificado para el pasado 2 de marzo, pero su acogida ha sido tan entusiasta que el espacio cultural decidió extender la fecha. ¿Qué ve la audiencia en estas criaturas extrañas elaboradas en cerámica? “Es como un juego”, señala la estudiante de Artes Visuales Micaela Terán. “Es el tipo de monstruo que verías en una película de terror o que dibujarías de niño”, asegura.

Para Vásconez, este imaginario es uno que ha construido a punta de sueños y que retrata desde el inconsciente. “Mi sintomatología se resume en que me atrae todo lo defectuoso, imperfecto, roto. Me interesan las formas amorfas, los errores de la obra de la creación, los callejones sin salida. Aquello que por una u otra razón se ha quedado a medio camino en su desarrollo o que, por el contrario, ha excedido los límites de lo previsto”, asegura.

Las piezas son elaboradas en gres porcelánico, una cerámica de alta temperatura que Vásconez primero vacía y luego hornea a 1.300 grados. Una característica particular de las obras es que estas siempre mantienen el color de la arcilla, pues este no usa colores en ellas.

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“Al inicio busqué mucho en los materiales, cuando encontré la cerámica fue importante. Luego busqué mucho en los libros, en las imágenes de piezas precolombinas. Copié mucho, buscando. Y luego me di cuenta de que estaba perfeccionando un lenguaje que era mío”, explica.

El Año del Dragón se puede visitar hoy 9 de marzo de 11:00 a 15:00 en el espacio, ubicado en La Floresta. Entre semana, la atención es de martes a viernes, desde las 11:00.

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