
¿Por qué el músico Jorge Martínez, de Ilegales, fue tan importante para Ecuador?
El ilustrado rockero español deja recuerdos de multitudinarios conciertos en varias ciudades del país
En el gabinete ecuatoriano de rarezas musicales se encuentra la idolatría que el público local le mostraba al compositor español Jorge ‘Ilegal’ Martínez (1955-2025), fallecido a sus 70 años el martes 9 de diciembre de 2025.
Ilegales, la banda con la que llegó al país en 1987, fue el soporte de esa idolatría y así lo recordaron un puñado de los músicos que lo acompañaron, en las películas documentales ‘Mi Vida entre las hormigas’ (2017) e ‘Ilegales 82’ (2023).
En septiembre pasado, luego de editar el álbum ‘Joven y arrogante’, dejó de lado la gira de Ilegales y el estudio obligado por el tratamiento del cáncer de páncreas que le habían diagnosticado.
Ha muerto el músico asturiano que tuvo entre sus manos un periódico con el titular “Al son del rock destrozaron las mallas del Estadio Modelo” hace 38 años en Guayaquil. Ha muerto el coleccionista que tenía un casete de Sal y Mileto en la misma casa donde reposan varios de sus instrumentos en Oviedo. Ha muerto el afilado guitarrista que una noche de 2019 se presentó ante su audiencia de la estrepitosa Ágora Casa de la Cultura como “un hombre que lucha consigo mismo y a veces… pierde” en Quito. Ha muerto el cantante que odiaba los pasodobles y era capaz de regresar al punk con la impronta necesaria para provocar versiones de sus temas en innumerables bandas de Ecuador.
Ha muerto el artista que desplazó la atención del baterista chileno Miguel Tapia (Los Prisioneros) durante su visita al país, en marzo de 2024, para dejar en el aire la frase: “Muchos están abogando por el sistema Bukele para calmar la delincuencia, los problemas, pero habría que plantearse un poco que dando oportunidades de educación a toda esta gente (...) esas bolsas de violencia disminuirían considerablemente”.

Jorge Ilegal: el realismo mágico está por encima de Bob Dylan
“Con Ilegales pasa que yo envejezco, pero las canciones no”, me decía con 64 años a cuestas, en una entrevista en la abordó otra de sus pasiones y a la que debía su elocuencia: la literatura.
“La cultura hispanohablante me ha influido muchísimo más que un Bob Dylan. Salvo algunos discos de su primera época, no me dice nada –explicó hace casi siete años–; joder, es así incluso frente a Dos Passos, Henry Miller, Hemingway o Faulkner. Yo prefiero a Juan Rulfo. Su ‘Llano en Llamas’ y su ‘Pedro Páramo’ me parecen lo más revolucionario. Y he leído hasta a los nuevos, como el ‘American Psycho’ de Bret Easton Ellis que, ya en los noventa, me parecía una imbecilidad, tío. El realismo mágico, en cambio, es maravilloso. Y no se trata de idioma, porque Shakespeare también es maravilloso mientras que toda la literatura anglosajona de hoy me parece débil”.
Al igual que figuras rockeras como las de Enrique Villareal ‘El Drogas’ (Barricada, Txarrena), Yosi Domínguez (Los Suaves) o Ricardo Iorio (V8, Almafuerte) reafirmó su vocación de ermitaño, solitario en los descansos de grandes giras en las que brillaba la profundidad de sus letras y la exactitud de sus interpretaciones en vivo. Pero a diferencia de los nombrados, Jorge Martínez (Ilegales, él & Los Magníficos) fue profeta en otras tierras, especialmente en Colombia y en Ecuador. Esto lo equipara a Evaristo Páramos (La Polla Records, Tropa do Carallo) que también suele alejarse de las multitudes.
Para la placa ‘Joven y arrogante’, la único que no podrá presentar en Sudamérica, Jorge Ilegal volvió a hacer brillar su revisión de álbumes anteriores a mediados del siglo XX. En las canciones “El Efrit y la envidia” y en “Orfanato minero” despliega una sutileza memorable.
En Ecuador no recibió reconocimientos formales, pero sí reiteradas muestras de cariño a su audiencia y a otros músicos.
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