Cultura

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Peregrinaciones. Antes de la pandemia, una multitud de creyentes concurría ante la imagen y encendía un cirio.CORTESIA / EXPRESO

Los rasgos de la Virgen ‘tallados’ por arcángeles

Fieles celebran con oraciones el día de Nuestra Señora del Buen Suceso. Además de ser una escultura perfecta, es milagrosa

Fue la misma Madre de Jesús que describió a detalle cómo debía lucir su escultura. La talla, el manto, el báculo dorado en una de sus manos y los finos rasgos de su rostro. Incluso eligió al artista que debía plasmar su belleza.

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Lo hizo la madrugada del 2 de febrero de 1594 en una de sus apariciones a la religiosa María de Jesús Torres. No era la primera vez que la joven priora era testigo de ese milagro. La había visto antes y recibido su consuelo. “La escultura es perfecta, una imagen bellísima”, narra Alba Carrillo, devota de la Virgen del Buen Suceso. Aunque algunos la conocen como la Candelaria o la Virgen de la Purificación. “Es la salvadora. La que llegó para proteger al país de todo mal”, acota.

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Figura. La escultura que permanece en el monasterio es admirada por creyentes locales y extranjeros.CORTESIA / EXPRESO

Durante años, Carrillo ha visitado el monasterio de la Inmaculada Concepción, en el Centro Histórico de Quito, para participar de la fiesta de la Reina del Cielo, como también llaman a la milagrosa imagen que permanece en ese convento a pocos pasos de la Plaza Grande.

En las apariciones, la Virgen habría revelado algunos sucesos que hubieron en el país, como la presidencia de un devoto y otros casos.

Cada 2 de febrero, desde antes del amanecer, comienzan las primeras oraciones en su honor. Se reza el rosario de la aurora y después es la primera misa. A las 10:00 se lleva a cabo la eucaristía mayor. “Pero la ceremonia más bonita se hace en la tarde, a las cinco. Llegan las madres con sus hijos y los entregan a la protección de la Virgen”, precisa la mujer, conmovida ante la obra espiritual de la Candelaria.

Este año, debido a la pandemia, Alba Carrillo no acudirá a la misa de la Virgen del Buen Suceso, aunque mantendrá su devoción desde casa, asegura. Como ella, muchos feligreses sienten nostalgia al no participar de las actividades de la patrona. Es por eso que, a través de redes sociales, la parroquia transmite la novena. Está previsto hacer lo mismo con la eucaristía principal en la fecha aniversaria del suceso.

Dámaris Vallejo trabajó por años en el monasterio de la Inmaculada Concepción en proyectos de restauración de las áreas patrimoniales. Allí vio de cerca la dinámica de las religiosas de claustro que custodian a la Virgen del Buen Suceso.

“Aunque uno imagina que tienen una vida aburrida, no es así. Son sumamente productivas. Se distribuyen los oficios: la cocina, medicina, cremas, jardinería y pastelería... No están alejadas del mundo y de la realidad. La abadesa (superiora) las mantiene al tanto”, refiere.

Las visitas constantes de Vallejo al convento crearon un vínculo afectivo con las hermanas, que cuando su hijo enfermó, todas se juntaron en oración para pedir por la salud del niño. “Tengo fe en la Virgen porque escuchó las plegarias”, narra.

Esa imagen tan perfecta es capaz de conmover a cualquiera de los fieles, incluso a esos que vienen del exterior para ver a la Virgen. “Las madres tienen una posada, me imagino que con la pandemia está cerrada, pero ahí llegaba gente de Brasil, Portugal o de otras ciudades de Ecuador”, menciona la restauradora. Hoy, la iglesia celebra a aquella representación que se le apareció a la religiosa hace cuatrocientos veintisiete años y que ha cautivado a miles de creyentes por los siglos.

Describen varios milagros

Para el alto de la escultura, la Virgen del Buen Suceso pidió a la religiosa Mariana de Jesús Torres que tomara el cordón que ceñía su cintura y que la midiera. “Debe tener un metro con setenta centímetros”, explica Vallejo. Luego la Madre celestial pidió que buscara al escultor Francisco de la Cruz del Castillo para que tallara su imagen con el Niño en brazos. “Cuentan que, cansado de trabajar todo el día, el artista se fue a dormir. Solo le faltaba esculpir el rostro de la Virgen. Al día siguiente, misteriosamente, la obra estaba terminada”, sostiene la creyente. Desde aquel tiempo se atribuyó a los arcángeles Rafael, Gabriel, Miguel, de ser los autores de plasmar el rostro de la dama del báculo, sobre la cual se han escrito varios milagros. “Dicen que cuando el país tiene problemas la imagen está pálida y cuando todo está bien se pone rosadita”, concluye Dámaris.