No hay que tener 100 años para haber visto películas de capa y espada, solo es necesario meterse en YouTube, y ver a sus máximos exponentes: Errol Flynn (Las aventuras de Robin Hood, 1938) y Tyrone Power (La marca del Zorro, 1940), figuras superestelares que visitaron Guayaquil... y no de paso.

Esos largometrajes crearon el género, ahora recuperado con dos películas, Los tres mosqueteros: D`Artagnan (Netflix) y Los tres mosqueteros: Milady, ambas del 2023. Esta segunda parte comienza, exactamente, donde termina la primera. Lo llamativo son las secuencias que muestran el combatir a capa y espada, donde su director (Martin Bourboulon) demuestra que ha filmado con la cámara en mano, olvidando el uso de la computación.

El logro se debe al grupo de dobles, cuyas acrobacias ayudan enormemente a dejar en el encuadre toda la acción que las secuencias requieren. Además, rostros y vestuario muestran su deterioro, lo cual da más realismo al filme.

La fotografía y la música alcanzan perfección. La primera pone en el écran tonos marrones, oscuridad y penumbra. Las composiciones musicales muestran igual tono, solo que oportunamente se aligera con manchas de alegría.

El vestuario es magnífico y las escenas brillan porque han sido filmadas en lugares verdaderos... Castillos (que Francia los tiene), salones versallescos, hospitales y ciudades que preservan el siglo en que se desarrolla el filme que hoy se comenta.

El argumento, adaptado libremente de ese clásico de la literatura francesa, ha sido modernizado, alterado e incluido personajes que no figuran en el original, escrito por Alejandro Dumas (padre) en 1844. Si usted la pasó por alto, no encontrará las libertades tomadas y disfrutará a rabiar de la cinta. Para quienes sí la leyeron, este Tres Mosqueteros sufre de excesos. Sin embargo, la inclusión de un mosquetero negro, Hannibal (Ralph Amoussou), está basada en un hecho histórico: efectivamente, Louis Anniaba, existió, pero Dumas jamás lo incluyó en su novela.

Falla en su cariz político y son tantas las situaciones que terminan confundiendo al espectador. Pero eso no priva al filme de su espectacularidad, su dinamia, su alegría y, sobre todo, de la excelencia de su elenco, pese a que reduce la importancia de Athos y Porthos para entrelazarlos con la bufonada. Aramis, prácticamente, al igual que Constance, quedan algo arrumados.

En cambio, Eva Green, en el rol de Milady se roba la película, como dice los franceses, nació para interpretarla. Ellas es ambiciosa y traidora, sensual y audaz. Su algo frío erotismo se olvida en la secuencia en que lucha al pie de un incendio. Esto es llamativo, porque Lana Turnes (en 1948) hizo de Milady un ángel del pecado y Faye Dunaway le dio cinismo. Eva Green, en cambio, crea una fémina calculadora y dispuesta a todo para lograr sus fines. Además, se narra su pasado.

Vaya a verla. Este es un cine moderno, algo hollywoodense, pero tan entretenido que podrían llegar a pensar que todo va muy rápido. Pero no lo dude, es un filme épico, llamativo y competitivo.

Puede ser que usted prefiera los héroes actuales, pero han comenzado a pasar de moda. Así es que prepárese para lo que viene o vendrá.

El argumento

Corre el siglo XVII. D’Artagnan (François Civil) busca, frenéticamente, a Constance (Lyna Khoudri), su novia, que es también sirvienta de la reina (Vicky Krieps). La han secuestrado porque ha descubierto un siniestro complot... derrocar a Luis XIII (Louis Garrel).

La vida de la joven corre peligro, sabe cuál es la identidad de quien se ha convertido en cerebro de la conspiración. Así, el espadachín logra infiltrarse en el ambiente de los protestantes (hugonotes) franceses y lo pone -inesperadamente- frente al Cardenal Richelieu (Éric Ruf).

Mientras tanto, en La Rochelle (1627-1629) se ha desatado una guerra gestada por los hugonetes, con el apoyo de Inglaterra a través del duque de Buckingham (Jacob Fortune-Lloyd).

En el camino, D’Artagnan tropieza con Milady de Winter (Eva Green), mientras Porthos ( Pio Marmaï) y Athos (Vincent Cassel) van camino al histórico momento bélico.

• Calificación: ****1/2

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