
Crítica: El "Superman" de James Gunn es extraño, valiente… y sorprendentemente humano
James Gunn le da un giro inesperado al Hombre de Acero: su versión de Superman busca ser emocional, absurda, e imperfecta
Conocido por convertir a antihéroes de cómic en estrellas de cine como Guardianes de la Galaxia o El Escuadrón Suicida, Gunn tenía el desafío de revitalizar al superhéroe más tradicional de todos. Y lo hizo a su manera: alejándose del tono solemne de Zack Snyder y apostando por una película que mezcla acción, rareza y corazón.
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En esta versión, David Corenswet interpreta a un Superman más relajado, casi juguetón, que prefiere silbar para llamar a su perro Krypto antes que dar grandes discursos. Su humanidad es evidente desde los primeros minutos, cuando lo vemos ensangrentado en la nieve, lejos de los comienzos épicos en Krypton o Kansas.
Krypto, donuts y universos de bolsillo
El "toque Gunn" está presente en todo momento. Hay batallas interdimensionales, villanos clásicos como Lex Luthor (Nicholas Hoult), héroes secundarios extravagantes como Metamorpho, y guiños absurdos que van desde donuts sin sentido hasta pastillas efervescentes cayendo en cámara lenta.
Pero no todo es caos. Gunn logra que la historia se sostenga en los vínculos: la relación entre Clark y Lois Lane (Rachel Brosnahan) es lo más sólido del filme. Brosnahan domina cada escena con ironía y calidez, y hace que la película pierda brillo cuando su personaje desaparece de la trama.
Un Superman "raro", pero con algo que decir
Este Superman no es el dios griego que vimos en entregas anteriores. Es un forastero, un inmigrante interplanetario que se enfrenta a la desconfianza, al miedo al “otro” y a una humanidad que duda incluso del bien. Gunn convierte ese conflicto identitario en el eje emocional de la película, sin necesidad de discursos grandilocuentes.
Eso sí, no todos los elementos funcionan igual de bien. El exceso de personajes, los conflictos internacionales apenas desarrollados y la sobrecarga de efectos especiales hacen que por momentos la cinta se sienta desordenada. A veces, se tambalea entre el humor y la épica sin decidirse del todo.
¿Una película perfecta? No. ¿Una propuesta necesaria? Sí.
Superman (2025) no será del gusto de todos. A quienes extrañan el aura clásica del héroe pueden encontrarla demasiado ligera o irreverente. Pero para una generación que ya ha visto decenas de historias de origen y enfrentamientos apocalípticos, esta versión aporta aire fresco.
No intenta ser la más épica, sino la más humana. Y en ese intento, logra lo que muchos blockbusters olvidan: hacernos sentir que incluso un héroe invencible puede ser un poco extraño, y por eso mismo, real.
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