
Consumo de 'vape' en Guayaquil: lo que cada joven y padre debería conocer hoy
Informe de la UEES registra su uso desde los 12 años y cómo genera daños pulmonares y una adicción difícil de superar
Un reciente estudio del Centro de Investigación de la Universidad Espíritu Santo (UEES) reveló que uno de cada tres jóvenes guayaquileños ha fumado un cigarrillo electrónico (‘vape’). Y de esa porción, la mitad es consumidora activa.
Testimonios de Guayaquil
“Cada semana solía comprar uno. Los venden en las gasolineras. Tenía estrés y sentía que eso me calmaba. Así se me hizo costumbre”, relató la joven guayaquileña María Abad.
La experiencia de Abad no es un caso aislado, sino un reflejo de una problemática creciente que el doctor Iván Chérrez, investigador de la UEES y especialista en enfermedades respiratorias, ha estudiado de cerca. “Vemos que cada vez en los jóvenes es mucho más común recurrir al cigarrillo electrónico. Muchos lo hacen por novelería, otros por estatus”, señaló Chérrez.
“Al principio te decían: ‘Esto va a ser el reemplazo del cigarrillo’. Y te lo vendieron como que fuera más saludable. Eso no es así. Nunca fue así, ni siquiera en su idea; es una cuestión de marketing, de vender como sea”, alertó Chérrez.
El verdadero caballo de Troya de estos dispositivos reside en sus componentes y los efectos que desencadenan en el organismo. La Sociedad Americana contra el Cáncer advierte que, contrario a la percepción de que es “solo vapor de agua”, el aerosol de los cigarrillos electrónicos contiene una mezcla de sustancias dañinas, como el diacetilo, que ingresa profundamente en los pulmones, exponiéndolos a enfermedades graves.
Los peligros ya son evidentes. “Nosotros estamos haciendo un estudio en la actualidad con jóvenes que fuman ‘vape’. Ya hay casos tristes. No tienen ningún síntoma aparente, pero tras evaluarlos, ya les hemos encontrado daño en las vías aéreas pequeñas”, manifestó el investigador.
Daño desde temprano, consecuencias irremediables
Este daño temprano, silencioso al inicio, es uno de los matices más alarmantes que el especialista subraya. “La gente espera que, a lo mucho, el daño solo sea en el pulmón. No. Fumas, vapeas y puedes tener un daño en el corazón, en las arterias de todo tu cuerpo. Tienes, incluso, más riesgo de presentar hipertensión desde los 30 años”, explicó Chérrez.

Esta precocidad en la aparición de patologías graves desmitifica la idea de que las consecuencias del vapeo son un problema de la vejez.
“Como empiezan a fumar temprano, es difícil salir de la dependencia de la nicotina, que es una droga”, añadió, enfatizando la importancia de la prevención desde edades tempranas, pues según datos del estudio de la UEES, “la gente comienza en el colegio a los 12 años y cuando más fuman es cuando tienen 20 o 21”.
Sobre este punto, el doctor Juan Carlos Zevallos, con amplia experiencia en clínica y epidemiología de enfermedades cardiovasculares, citando un ‘paper’ del Centro Americano para el Control y Prevención de Enfermedades (U.S. CDC), indicó que “la adicción a la nicotina abre otros tipos de adicción como (al) alcohol y otras sustancias ilegales”.
Además, opina que los ‘vapes’ no deberían venderse en sitios como centros comerciales, debido a su nicotina adictiva.
La peor consecuencia: la adicción
Porque el peor de los males está allí, en el vicio. La nicotina que tienen estos dispositivos es ya mundialmente conocida por ser adictiva. “Todo mi grupo de amigos los usa. Los veo en todos lados. Empecé en 2018, por la novelería de estar botando humo”, le contó a EXPRESO Israel, un joven de 25 años en rehabilitación.
Su problema de salud se agravó cuando se cansó del ‘vape’ tradicional y apostó por dispositivos similares, pero con destilados de marihuana. “Eso se volvió una adicción desde 2019. Cuando era niño, hacía apnea de casi dos minutos bajo el agua. Después lo intentaba y mi capacidad pulmonar sencillamente no permitía ni acercarme. Paré porque quise estar sano, porque no podré regenerar mi pulmón, pero puedo frenar el daño que le hacía”, narró con orgullo de decir que hoy está en recuperación gracias a un grupo de Narcóticos Anónimos.
“Hoy puedo hacer 9 km/h en una caminadora por treinta minutos. Quiero estar sano por los hijos que quiero tener y lograr verlos crecer”, expresó optimista, aunque admitió su temor a una “recaída inevitable”. Dijo que tiene que convencerse de que puede mantenerse limpio y que para eso lo ayuda su grupo de apoyo.
“Lo cuento sin vergüenza pues creo que este tema de la adicción es un verdadero sufrimiento. Hay muchos que pasan por lo mismo y, lamentablemente, no saben que son adictos. Espero que mi historia pueda hacerlos reflexionar y busquen ayuda”, concluyó Israel, quien busca escapar de las tristes estadísticas de su entorno.
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