TRONCAL 4
Hecho. A decir de los comerciantes de la calle Portete, este se verá afectada por la presencia de la Metrovía.Christian Vásconez

Troncal 4: la zozobra de los negocios cerrados reaparece

La construcción del nuevo recorrido crea incertidumbre en el sur.  El paso de este sistema de transporte masivo ha afectado el comercio en otras zonas.

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Francisco Lema está preocupado e incluso ya está buscando un nuevo sitio en la ciudad donde pueda funcionar el negocio que abrió hace cinco años. Él tiene un bazar en las calles 14 y Portete, cerca de una de las paradas de la troncal 4 de la metrovía, que conectará el oeste y el centro de la urbe; y que, anticipa, se irá “a pique” una vez que el sistema de transporte masivo empiece a funcionar.

“Sabemos que todo muere cuando llega la metrovía. Habrá más opciones para movilizarse, sí; pero está claro que nosotros nos veremos afectados, tal como ha pasado en otras zonas de Guayaquil”. No solo porque el espacio para que los clientes se estacionen se reduce, lo que tiende a alejarlos, piensa; sino porque en la mayoría de sitios se colocan barreras de protección o muros que impiden también que los transeúntes puedan cruzar de una calle a otra. “Lo más sencillo será entonces irse a otro establecimiento”, agrega.

No sé qué vaya a pasar con los negocios, pero me siento bastante preocupado. En otras zonas, a los comerciantes les ha ido mal. Ojalá aquí sea diferente.

Oswaldo Riasco,

administrador de un restaurante de la calle Portete

Hay negocios quebrados en otros sectores por donde pasa el sistema de transporte masivo. EXPRESO ha recogido algunos casos a lo largo de estos años. Consta allí la calle Eloy Alfaro, en el centro, el primer barrio industrial de la urbe, que tras la instalación de la troncal 1 quedó prácticamente en el olvido y convertido en centro de bodegas, cuando antes era referente de ferreterías.

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La Eloy Alfaro empieza donde acaba la Domingo Comín, a la altura de la calle El Oro, y se extiende a lo largo de aproximadamente 20 cuadras, hasta el nacimiento de la Pedro Carbo, a la altura de la calle Colón, en el centro. Todas esas cuadras están llenas de inmuebles con puertas enrollables cerradas, negocios que dejaron de atender a raíz de 2006, cuando la troncal empezó a operar.

Pasó igual en la calle Sucre. Era una avenida de tiendas, ferreterías, talleres mecánicos y venta de cerámicos para pisos; pero cuando el sistema de transporte masivo se instaló, la zona, que se proyectaba como uno de los principales corredores comerciales de la urbe, se convirtió en una arteria de concreto olvidada por el peatón.

Residentes y comerciantes, todos estamos afectados. No solo por la contaminación, sino porque ni las familias tendrán un sitio para parquear. Debió socializarse más el tema.

John Hernández,

residente de la calle Venezuela

En la avenida 25 de Julio los estragos comerciales llegaron en 2012, con la troncal 3, que conecta el sur con el norte a través de dicha vía. En la 25 de Julio, a la altura de la ciudadela Sopeña, funcionaban once establecimientos comerciales, entre ellos una discoteca. Hoy están cerrados, en su mayoría.

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Con estos antecedentes, no es nuevo el miedo al cierre de negocios, ahora en las calles Portete y Venezuela, y todas aquellas por las que pasará la troncal 4. Ya hace tres años, cuando el proyecto empezaba a surgir, algunos comerciantes lanzaban sus voces de alerta.

Hoy María Mesías, dueña de la picantería Delicias del Mar, situada en las calles Venezuela y Sexta (otro tramo por donde circulará el servicio a partir de mayo, según lo previsto), cree que debió pensarse en proyectos que vuelvan el entorno más amigable, una vez que empezó a ejecutarse la obra.

TRONCAL 4
Hecho. En la calle Sucre y Lorenzo de Garaycoa, algunos comercios también se han visto afectados por el transporte masivo.Christian Vásconez
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“Solo los trabajos y el cierre temporal de ciertos tramos de las calles han obligado a los dueños a no atender a tiempo completo en sus locales”. A Mesías le preocupa que la calle Venezuela vuelva a vivir en penumbras. “Esta siempre ha sido una calle muerta, nos ha costado años darle vida. Y en los últimos años que la gente se animó a abrir locales nocturnos para la familia, por ejemplo cafeterías, pasa esto. La metrovía hizo la ‘grande’”, advierte.

En la ruta que integra la troncal 4 hay alrededor de cien negocios y decenas de viviendas, cuyos dueños manifiestan sentirse afectados, sobre todo porque hay tramos donde las unidades pasarán cerca de las casas, como pasa en la calle Venezuela.

Vivo y trabajo en la calle por donde pasará la metrovía y lo que más me preocupa es el esmog. Si siento que contamina mi entorno, me cambiaré de lugar.

María Mesías,

residente de la calle Venezuela

“El humo de la metrovía nos va a matar y vamos a temblar a tal punto que parecerá que estamos en un terremoto. Faltó socialización. Algo pudo hacerse. No estoy conforme. Lo pienso mil veces y no me convenzo”, lamenta John Hernández, quien habita en la intersección con la calle Séptima desde hace 45 años.

Sin embargo, lo que están viviendo los ciudadanos de este sector lo percibieron también en otras arterias, como la 25 de Julio, donde los dueños de ciertos negocios hasta se fueron; y en calles como Sucre y Lorenzo de Garaycoa, donde queda una parada.

Isabel Sánchez, quien vende desde hace cinco años ropa en el lugar, ha reducido al menos en un 50 % sus ventas. “Las barreras nos alejaron de los compradores. He tratado de mantenerme en el mercado, pero es difícil”.

El gerente de la Fundación Metrovía, Leopoldo Falquez, recuerda en EXPRESO que la troncal 4 se construye con fondos de la Corporación Andina de Fomento (CAF); y que para construir esas estaciones, la Dirección de Obras Públicas realizó sondeos de sensibilidad e impacto social entre las personas que pueden verse afectadas.

Por la presencia de la metrovía, hubo negocios que en el sur se vieron afectados. Algunos tradicionales se fueron. Por años, hubo locales que quedaron vacíos.

Mariana Delgado, habitante de la ciudadela Pradera 3

Admitió, no obstante, que este es un análisis que debe llevarse a cabo en campo y que para remediar las realidades de hoy y prevenir las venideras habrá que reunirse con las personas de cada sector y mirar de forma individual y no general los problemas, “porque cada caso es diferente”.

Federico von Buchwald, exvicepresidente de la Fundación Metrovía y actual asesor del sistema, ha dado en otras ocasiones su opinión sobre este tema. “Los locales no les venden a vehículos, sino a personas”, dijo en una entrevista pasada a este Diario.