La Sopeña
Las peatonales y las viviendas de la ciudadela Sopeña permanecen con rejas para evitar la delincuencia que cada día toma mayor fuerza.Christian Vásconez / EXPRESO

Guayaquil: En la Sopeña se vive entre rejas por ola de inseguridad

Las peatonales han sido cerradas para evitar robos.  Los vecinos denuncian hasta tres asaltos diarios.  Las rondas policiales son insuficientes

Cuando Carmen Carranza quiere salir de su casa tiene que abrir tres puertas: una de madera, la sobrepuerta y el portón externo de la manzana 10 de la ciudadela Sopeña, en el sur de la ciudad. “Es un poco cansado, pero hay que hacerlo porque no queda de otra”, dice resignada.

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Hace 15 años vive ‘encerrada’ y cuando quiere atender a alguien lo hace por la ventana, que además de la reja está protegida con varillas corredizas.

En la mayoría de las calles peatonales de la Sopeña se puede observar la implementación de puertas y rejas metálicas, que impiden el paso de personas extrañas.

La Sopeña
Miembros de la Policía visitan a los moradores de la ciudadela para establecer estrategias que ayuden a reducir la inseguridad.Christian Vásconez / EXPRESO

Carranza, quien habita en el sector hace 30 años, dice que la medida adoptada es por la inseguridad que allí se vive. “Existe mucha delincuencia y jóvenes que se dedican a consumir drogas. Nosotros no podemos salir a recrearnos porque corremos el riesgo de ser asaltados”, manifiesta la residente, quien hace un llamado a la Policía para que acentúen los controles para que la calma retorne a esta ciudadela.

Queremos que las rondas policiales sean constantes, especialmente al mediodía y al empezar la noche que es allí donde los delincuentes se apoderan del sector.

Judith Ramírez, vecina de la Sopeña
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Uniformados del Circuito 1 Malvinas Sur, que abarca las ciudadelas Sopeña, Coviem, 25 de Julio, Periodista, El Maestro, Guangala y Huancavilca, aseguran que desde diciembre del año pasado, luego de los tres asesinatos que se suscitaron en la zona, ellos vienen ejecutando patrullajes constantes que han logrado reducir, por lo menos en marzo, el número de robos y asaltos.

Pero esto no satisface a los residentes que desean que la calma vuelva a su barrio.

La Policía debe establecer estrategias al patrullar, ya que mientras ellos están en un punto los delincuentes están en otro; y así, nunca se acaba el problema.

Héctor Miranda, residente de la Sopeñ

Ese es el anhelo de Simón Moreno, quien hace dos semanas fue víctima de los delincuentes que se llevaron algunos productos y 100 dólares producto de las ventas.

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Él tiene una tienda, junto a la casa de Carranza, que también luce con su reja de seguridad a pesar de que tiene una puerta enrollable por debajo que sirve para la protección nocturna, cuando el local se cierra. “Es que hasta la enrollable se la pone abajo para que no se la lleven. Ya no se puede vivir tranquilo”, exclama.

Mariuxi Cedeño, moradora de la manzana 12, narró que hace pocas semanas detuvieron a una persona que intentaba robar a dos adolescentes. “No tenemos paz e incluso hemos colocado concertinas (alambre de púas o de cuchillas en forma de bobinas) sobre las rejas para protegernos de la delincuencia”, observó.

DesuniónMuchos vecinos de la Sopeña dicen que no hay unión y que por eso cualquier actividad que se realice no tendrá los resultados esperados.

En la Sopeña, hay pocas viviendas que no tienen rejas. Una de ellas es la de Mario Rodríguez, quien la semana pasada fue asaltado. “Los delincuentes llegan en motos, observan a la víctima que está abriendo la puerta de su casa y le roban. Hay jóvenes perdidos en las drogas que pasan y se llevan los retrovisores y limpiaparabrisas de los autos y cualquier objeto que se deja en los cerramientos”, relata.

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Para unos moradores, poner mallas y puertas ha hecho que los robos a domicilios disminuyan un poco, pero aseguran que aún falta que la Policía acentúe la vigilancia, especialmente a las 12:00 y 17:00, que son los horarios en los que se producen los asaltos.

El sargento Segundo Armando Solís, miembro del Circuito 1 Malvinas, reconoce que diariamente reciben hasta tres quejas de personas que han sido asaltadas en las calles. “Estamos conversando con los residentes para activar los botones de seguridad, con el fin de recibir la alerta en el preciso momento en que está sucediendo el hecho y acudir al llamado en el menor tiempo”, manifestó.

Parque Sopeña
Las áreas verdes están abandonadas; no sirven para ser visitadas por los niños, pues los consumidores de drogas las han convertido en sus lugares de descanso.Christian Vásconez / EXPRESO

El uniformado visitó ayer algunos locales y viviendas de la zona para explicar cómo funciona este mecanismo. “La ciudadanía primero llama al ECU-911 para denunciar algún robo, en lugar de alertar primero a la policía, a través de las activaciones de los chats en los que también están incluidos los vecinos. Es por eso que, a veces, los uniformados llegamos tarde al llamado de auxilio”, enfatiza.

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El problema de inseguridad va unido al mal estado de los parques de la ciudadela que, durante la noche, se convierten en guaridas de delincuentes.

Los parques están descuidados y los niños no pueden hacer uso de los juegos recreativos porque están dañados y oxidados”, acota Ana Morán, quien habita desde hace una década junto a uno de ellos.

Añade que las áreas llenas de maleza y basura son aprovechadas por consumidores de sustancias ilícitas que han puesto en alerta a los vecinos. “Ojalá que esta situación mejore para que los habitantes de este sector volvamos a vivir tranquilos”, concluye.