Guayaquil

Los servicios higiénicos públicos escasean en pandemia

Desde 2020 se ha restringido el acceso a sanitarios en malecones y otras áreas de gran concurrencia de visitantes. Falta información también

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Los Servicios higiénicos junto al Mercado Artesanal del Malecón 2000 permanecen cerrados desde el inicio de la pandemia.Juan Faustos

Francisco Pincay pasó un mal momento, la tarde del viernes 18 de junio. Este residente de Durán, de 60 años, paseaba por el centro de Guayaquil cuando tuvo la imperiosa necesidad de orinar. Como estaba a dos cuadras del Malecón 2000, ingresó al lugar convencido de que siempre hay baños a lo largo de este atractivo espacio urbano de 2.5 km de extensión. Entró por la puerta ubicada frente al palacio de la Gobernación del Guayas, en la calle Aguirre, donde justamente hay sanitarios, pero se topó con que estos estaban cerrados.

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Como su necesidad biológica era tal, que apenas podía caminar, preguntó en la oficina de los guardias ubicada al lado de esos servicios higiénicos públicos (SHP), dónde podía encontrar otro urinario dentro del Malecón. El uniformado le dijo lacónicamente: "Baños hay a la altura de la calle Colón o a por la calle Junín".

Ni hablar. Si cogía para el norte, hacia la Junín, eran unas seis cuadras de distancia, entonces Pincay corrió literalmente con su incontinencia hacia la Colón, cuatro calles al sur de donde estaba. Sin embargo, cuando le faltaban cien metros para llegar al urinario, sintió que se mojaban sus pantalones. 

Finalmente llegó hasta su ansiada meta y pudo aliviar su vejiga, no sin dejar de expresar ante otros usuarios su malestar por la poca oferta de este importante servicio en malecones y otros sitios, desde que empezó la pandemia de Covid-19. También lamentó la falta de información sobre esta restricciones. 

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El de las escalinatas del cerro Santa Ana es otro de los baños que no atienden por ahora al público.Juan Faustos

Pero no son los visitantes de este sitio altamente turístico los únicos perjudicados por el cierre de retretes públicos. En las vecinas escalinatas del cerro Santa Ana y en Puerto Santa Ana, es ya una costumbre optar por ir a los bares o restaurantes y consumir algo para poder usar un baño, aunque por ley estos locales están obligados a prestarlos.

En las escalinatas, el SHP ubicado en el escalón 37 hoy luce cerrado y al preguntar a los guardias, estos simplemente contestan lo que es obvio: "¡No hay baños!" y sugieren a la gente entrar a uno de los bares del lugar. Por versiones de los residentes, este Diario conoció que esos cuartos de baño, tanto los de damas como los de caballeros, han sido destinados para bodega de los guardias.

Y no es que estas pequeñas instalaciones con puertas de madera y sobrepuertas de hierro eran una maravilla de higiene y limpieza, pero al menos, desde que se abrió esta zona como una de las principales opciones turísticas de Guayaquil, a inicios del nuevo milenio, servían para satisfacer las necesidades fisiológicas de los visitantes.

Al respecto, Wilfrido Matamoros, ex director ejecutivo de la Fundación Municipal Guayaquil Siglo XXI, recuerda que las baterías sanitarias de las escalinatas del cerro no fueron concebidas para el público en general sino para el personal de limpieza, guardias, aunque siempre se permitió usarlas también a los visitantes del lugar.

Matamoros, quien actualmente es consultor de la fundación y habla a título personal para este reportaje, aclara que la gente no debería quejarse de la falta de sanitarios, ya que por ordenanzas municipales, todos los locales comerciales están obligados a facilitarlos a todo el mundo, sin necesidad de que sean sus clientes.

En Puerto Santa Ana, el panorama no es muy diferente. Las instalaciones sanitarias que están al inicio, entre los primeros edificios que se construyeron allí, pasan algunas veces abiertas al público y otras veces en mantenimiento o cierran horas antes de la medianoche, cuando aún deambula mucha gente por allí. Lo que hacen los guardias es sugerir a la gente ir hasta los servicios que están a unos 300 metros de allí, cerca del edificio The Point.

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Los SS.HH. de las escalinatas del cerro Santa Ana hoy sirven solo para bodega y vestidor de los guardias del sitio.Juan Faustos

"Esos baños frente al (edificio) 'el Tornillo' están siempre abiertos, pero nunca tienen jabón ni papel higiénico, todo está viejo y sin ventilación", comenta Cristina, una asidua visitante del sitio.

En medio de esta zona de bares y restaurantes muy concurrida, los usuarios de estos locales tienen otro toilet que, a juzgar por  cómo lo ofrecen a los clientes, parece que es exclsuivo para estos: "Vaya y diga que es cliente de nuestro local (...)", le dicen meseros o propietarios a sus comensales.

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Las escalinatas del cerro Santa Ana son muy visitadas pero no tienen al momento servicios higiénico públicos.Jorge Alvarado.

La restricción de baterías sanitarias públicas en estos y otros sitios de Guayaquil se produjo a partir de la crisis sanitaria que afecta al planeta. Como medida de bioseguridad se limitó el ingreso del público no solo a los baños sino a todo el espacio público. En el caso de los malecones, si bien el del Río ya da acceso al público a gran parte de sus instalaciones, el del Salado sigue cerrado totalmente y con ello, la ausencia parcial y total de sanitarios públicos, respectivamente.

Lo mismo ocurre en la Plaza de la Música y el Mercado de Mariscos, contiguos y al sur del Malecón del Salado.

Malecón 2000: "80 % de nuestros baños abiertos"

En cuanto al también llamado Malecón del Río, la Fundación Malecón 2000 manifestó a EXPRESO que "por la pandemia, el 80 % de los baños de ese espacio están disponibles para la ciudadanía" y que las excepciones son los sanitarios del sector de la calle Aguirre y los del Mercado Artesanal del malecón (calle Cuenca), en los cuales "se trabaja para una próxima reapertura".

Agregó que las instalaciones "son sometidas a constantes procesos de higienización y limpieza", para lo cual "es necesario cerrar -por intervalos- las baterías sanitarias, las cuales se reactivan de manera casi inmediata al concluir los protocolos de higiene y bioseguridad".

En total el gran Malecón cuenta con 218 unidades sanitarias (132 para varones -entre urinarios e inodoros- y 86 para mujeres) y 112 lavamanos para atender a cerca de 9.000 personas diariamente, en la actualidad.

Bajaron costos de mantenimiento

La fundación, que administra los dos malecones de Guayaquil, mantiene un contrato para la limpieza de las instalaciones generales del espacio junto al río Guayas, en el cual están incluidos los bloques de baterías sanitarias. Este asciende a 100.000 dólares mensuales. 

Sin embargo, con la llegada de la pandemia, que generó el confinamiento total de la ciudadanía y las actividades comerciales desde marzo de 2020, el contrato fue reajustado por lo que, desde octubre de 2020, se cancela un promedio mensual de $ 18.000 por este rubro, que incluye la provisión de insumos de limpieza. En los meses de mayor rigurosidad en las medidas dictadas por el COE Cantonal, el promedio de este valor fue de $ 7.000.

Urbanistas: faltan SHP en las ciudades

Pese a estas explicaciones y casos específicos, mujeres, niños, personas con discapacidad, adultos mayores, vagabundos y comerciantes ambulantes, suelen ser las mayores víctimas de la falta de SHP, en nuestras ciudades. Ante este déficit, la gente de alguna manera, ve restringida su libertad de desplazamiento en el espacio público y afectada su salud.

Desde hace mucho tiempo los urbanistas han señalado que este servicio no debe ser visto sólo como un equipamiento necesario en el espacio público, sino también como un medio para reforzar la integración social.

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Los espacios públicos como el Malecón 2000 tienen locales comerciales cuyos sanitarios no deben reservarse el derecho de admisión, aunque muchas veces los visitantes no lo saben.Jorge Alvarado

La inexistencia de sanitarios públicos en la mayoría de nuestras ciudades es una realidad que el ecuatoriano no se cuestiona. Tan habitual como es la presencia de baños en el espacio privado, lo es su ausencia en las zonas públicas. Y, aún cuando la necesidad de contar con este servicio es recurrente en las actividades diarias, ni el habitante lo reclama ni las autoridades responsables del espacio público lo asumen como parte de sus tareas, salvo raras excepciones.

En la práctica, el individuo entrará a una cafetería, bar o centro comercial para poder evacuar, o llegará al extremo de reprimirse con consecuencias negativas para su salud. Asimismo, los varones no vacilarán en usar la vía pública como urinario si fuera necesario, teniendo como excusa "la falta de baños".

Esta última costumbre afecta directamente al medio ambiente y la calidad de vida tanto de los transeúntes como de los residentes de un barrio, o vecindad.

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Planificar y comunicar al usuario

El planificador urbano Carlos Jiménez, se muestra a favor de que, por la pandemia, se reduzca la oferta de servicios higiénicos, siempre y cuando esté estrictamente relacionado al tema del aforo de personas.

"Al final, se controlan aforos en baños, en malls, en restaurantes, etc, pero en los buses todo el mundo va como sardinas en lata", dice Jiménez, quien sugiere que la Municipalidad "socialize el estándar de cálculo de baños (por metro cuadrado, por tipo de negocio, por ubicación)".

"Es información que debería ser pública, inclusive un mapa para poder consultar baños en el centro, Puerto Santa Ana, malecones...", subraya el urbanista guayaquileño.