Guayaquil

“Retomar un urbanismo racional y coherente es fundamental para Guayaquil”

Un urbanista guayaquileño hace un análisis de los recientes proyectos habitacionales: 'Nuevo Samborondón' y 'Los Geranios'. ¿Son necesarios?

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David Hidalgo, urbanista y máster en Plnificación Urbana.Cortesía

El pasado 7 de julio de 2020, el alcalde de Samborondón, Juan José Yúnez, lanzó el proyecto urbanístico 'Nuevo Samborondón', que consiste en la construcción de una ciudad urbano sustentable, según aseguró. Se construirá en un área de 2.300 hectáreas, cerca de la urbanización Ciudad Celeste y concentrará actividades comerciales, recreacionales y residenciales. Entre los detalles, habrá un parque central de 30 hectáreas y la utilización del río Babahoyo.

Un día después, el 8 de julio, la alcaldesa de Guayaquil Cynthia Viteri, anunció la construcción del plan habitacional 'Los Geranios' en la vía a la costa, que contarán con áreas verdes comunes y piscinas.

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EXPRESO conversó con el urbanista guayaquileño, David Hidalgo, sobre ambos proyectos e hizo un análisis de cómo Guayaquil recibe su año de Bicentenario en materia de urbanismo.

'Nuevo Samborondón' ... ¿Cree que será beneficioso o traerá más problemas a La Puntilla y al cantón Samborondón?

El planteamiento de una “Nueva Samborondón” es absurdo porque Guayaquil y la cabecera cantonal de Samborondón continúan urbanísticamente atrasadas. Es decir, la política para el desarrollo urbano de Guayaquil y su área metropolitana, que incluye la parroquia La Puntilla, necesita enfocarse en evitar la expansión innecesaria y avanzar en la institucionalización del régimen metropolitano de gestión del suelo para canalizar estas inversiones públicas y privadas hacia Guayaquil y la cabecera cantonal de Samborondón. Creo que el proyecto anunciado responde a las aspiraciones históricas de la élite local junto con sus intereses económicos e inmobiliarios.

¿Y sobre el proyecto anunciado por la alcaldesa de Guayaquil en vía a la costa...?

Este proyecto es continuar con la errada política habitacional de vivienda unifamiliar. Independientemente de la accesibilidad a estas casas, por parte de los beneficiados, la dinámica de aumentar la dispersión urbana hacia vía a la costa es irracional. Necesitamos trabajar en dirección de una ciudad compacta, pensando en vertical, en edificios multifamiliares. Es importante recordar que los intereses de urbanizar vía a la Costa (que incluye urbanizaciones para todo tipo de estratos sociales) también es una tendencia histórica, donde particularmente a inicios de los años 90 durante la alcaldía de Harry Soria esta política de gestión del suelo tomó fuerza mediante ordenanza, permitiendo urbanizar este sector con la aprobación en su mayoría de concejales. Y llama la atención que en 2020, Cynthia Viteri, nuevamente con una mayoría de concejales de su partido, aprobó una nueva ordenanza para legalizar intereses inmobiliarios sobre vía a la Costa.

"Es decir, los monopolios inmobiliarios ejecutando capitales públicos o privados, gracias a estas ordenanzas, continúan consolidando una morfología urbana de ciudad dispersa para Guayaquil".
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Entonces, urbanísticamente, ¿en qué debe centrarse Guayaquil?

En nuestro contexto territorial metropolitano como mancomunidad, Guayaquil necesita urgentemente infraestructura verde, cultural, de espacios públicos, de movilidad urbana, etc., así como proyectos de revitalización urbana en sus sectores periféricos, barrios, parroquias urbanas más pobladas, en otras palabras, resolver necesidades urbanas. Guayaquil es una ciudad sin acabar, que le resta calidad de vida a sus ciudadanos por su planificación trunca.

Pero ¿qué hace falta? ¿Tiene ejemplos de referencia?

Por ejemplo nos hace falta bibliotecas como las de Medellín, parques como los de Curitiba, readecuación de viviendas en áreas periféricas como en las villas de Buenos Aires, vivienda colectiva pública en multifamiliares como en Santiago, proyectos habitacionales privados en altura tipo condominio como en Quito, un metro elevado como en Lima, movilidad fluvial como Porto Alegre, plazas y mercados como en Sao Paulo, malecones con ciclovía como Barranquilla, etc.

¿Por dónde empezar para lograr aquello?

Para esto se necesita un nuevo orden urbano, con una agenda municipal pluralista y un modelo de gestión urbana centrada en el bien común. 

Empezamos una nueva década con un año histórico (2020), año de reflexión profunda. En lo urbano: ¿En qué debe reflexionar la ciudad para mejorar su desarrollo?

La sociedad guayaquileña después del terrible episodio vivido con la pandemia, en el año del Bicentenario de Guayaquil, puede tomar esa trágica experiencia como un punto de inflexión para repensar su política de desarrollo urbano. El modelo implementado en los últimos 18 años que se basa en la privatización y mercantilización de lo urbano, no le conviene más a la ciudad. Cabe señalar, que en la alcaldía de León Febres Cordero hubo un rescate de la institucionalidad urbana e intenciones de apostar por un urbanismo con una visión técnica, sin embargo, con Jaime Nebot eso se perdió. Con la actual alcaldesa, hay un interés de cambiar de discurso, abandonar el de regeneración urbana y abrazar el de la planificación, pero en la praxis es el mismo proyecto político-elitista urbano. Entonces, retomar un urbanismo racional y coherente es fundamental para que Guayaquil logre llegar al 2050 como una ciudad con alta calidad de vida y a nivel regional y global.

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En lo urbano, ¿cómo ve la llegada de Guayaquil a su Bientenario?

El análisis pertinente debe ser de carácter histórico y creo que el proyecto inmobiliario de los grupos económicos se intensificó con la construcción del puente de la Unidad Nacional a finales de los años 60, gestionado e impulsado por los presidentes interinos Yerovi Indaburu y Arosemena Gómez, para urbanizar la hacienda El Tornero, dando paso a la urbanización La Puntilla y la conexión con Durán y la sierra central. Después, se urbanizó tierras agrícolas en la vía a Samborondón, oficializada como parroquia urbana satélite La Puntilla en el gobierno de Lucio Gutiérrez. 

En enero del año pasado se realizó el Foro Evaluación Ciudadana de Guayaquil sobre las políticas de desarrollo urbano que rigen desde el 2000, en el Colegio de Arquitectos del Guayas. Se analizó: el uso y administración de espacios públicos; el acceso al suelo y vivienda; la planificación, movilidad y transporte público; ecología urbana; áreas verdes y parques; y seguridad pública urbana. El análisis técnico e indicadores presentados no fueron alentadores, porque las políticas urbanas reflejaban un estado de subdesarrollo en relación al tiempo analizado. En resumen, se llegó al 2020 con un atraso urbano.

PERFIL: Hidalgo es arquitecto, urbanista con máster en Diagnóstico y Reparación de Edificios con especialidad en Regeneración Urbana por la Universidad de Sevilla y de Lubelska en Polonia; y magister en Gestión Pública.