
Puná: el drama de enfermarse en una isla con atención médica deficiente | VIDEO
La Unidad Médica Municipal atiende parcialmente y sin permisos completos. Comuneros aseguran que sistema de salud es pésimo
“Uno solo puede enfermarse en horario de oficina y rezar para que haya la medicina que necesita”, ironiza Miguel Chancay, habitante de la isla Puná. Su testimonio refleja la dura realidad en materia de salud que enfrenta la isla Puná, agravada porque, aunque hace pocos días el Municipio inauguró una unidad médica en ese lugar, el comunero lamenta que “atienda a media llave”.
En esta zona, también conocida como Nueva Puná, hasta antes de la apertura de la nueva unidad, la comunidad apenas contaba con un centro de salud del Ministerio de Salud Pública (MSP). Sus habitantes coinciden en que enfermarse es un verdadero problema, pues las limitaciones pueden incluso costar vidas, ya sea por la falta de atención inmediata, la carencia de medicamentos o el número insuficiente de profesionales para atender a los pacientes.
EXPRESO recorrió la cabecera parroquial de Puná, donde el pasado 31 de julio el alcalde Aquiles Álvarez encabezó la inauguración de la casa de salud. Sin embargo, el propio burgomaestre reconoció que el centro no cuenta con todos los permisos para operar, debido a la negativa de la Agencia de Aseguramiento de la Calidad de los Servicios de Salud y Medicina Prepagada (ACESS). A pesar de ello, este Diario comprobó que la unidad sí funciona, aunque no en su totalidad.
Al consultársele a los guardias de seguridad del sitio, coincidieron que sí estaban trabajando, pero no de forma regular ya que no tienen los permisos y que no tenían todas las áreas completas por lo que constantemente mantenían la puerta cerrada. El equipo periodístico intentó ingresar, pero no se le permitió.
El reclamo de los ciudadanos por el sistema de salud
“Atienden a medias, con la puerta entreabierta, y no cubren todas las áreas. No atienden a todos”, reclama un vecino, que, como otros en la comunidad, asegura sentirse “estafado” con la obra.
Otros recuerdan promesas incumplidas en el ámbito de la salud. “Cynthia Viteri nos prometió un hospital. Yo misma vi los planos: era una gran obra. Pero lo que llegó fue una pequeña unidad médica que, además, no funciona con normalidad”, afirma Tanya Delgado, presidenta de un comité barrial.
Las quejas apuntan también a un supuesto trato preferencial. “Atienden a los amiguitos y nada más. Ojalá pronto tengan los permisos y se acaben las excusas para atender a todos”, reclamó otro habitante, que solicitó no revelar su identidad por temor a represalias políticas.
Consultado por EXPRESO, el Municipio indicó vía correo electrónico que, en la última inspección, el ACESS emitió dos “observaciones menores”, ya subsanadas. La documentación, aseguran, fue enviada el 7 de agosto y ahora esperan una nueva revisión en un plazo de 30 días. “Vivir en una isla no debe ser sinónimo de abandono. La Unidad Médica Puná está lista y, hasta el momento, ha atendido más de 700 casos de emergencia”, respondió la entidad.

El centro de salud del MSP también con dificultades
La complicación en la situación de la salud en Puná no se limita a este nuevo centro. “Aquí hay muy poca medicina y se atiende solo hasta las 16:30. Si alguien se accidenta en la noche o madrugada, no hay atención. Solo queda viajar a Guayaquil y, si es grave, hasta eso el paciente ya puede haber muerto”, lamenta Carla Gonzabay, de la parroquia Puná Alta, donde funciona el pequeño centro de Salud Tipo A del Ministerio de Salud Pública (MSP).
Victoria Lozada, administradora técnica de esta casa de salud estatal, revela que las principales enfermedades se deben a la insalubridad. “Se han reportado muchos casos de parasitosis y otros de sarna. El problema más grave aquí es el agua potable y la desinformación ciudadana”, afirmó. La profesional de la medicina explicó que existe una lancha ambulancia para emergencias, por lo que en Puná solo se pueden brindar primeros auxilios. “Cualquier caso de mayor complejidad debe ser trasladado a Guayaquil”, admite.
La calidad del agua en Puná es una de las mayores preocupaciones de los pobladores. “No es consumible. Solo sirve para lavar ropa o utensilios, y ni eso es ideal”, comenta Rosa Mora, quien asegura que las afecciones estomacales son el mal más común en la isla.
El precio del agua potable también es un problema. “Un botellón aquí cuesta hasta $5, mientras que en la ciudad vale $2,50. Mucha gente no puede comprarlo todos los días y termina usando el agua que sale de la llave, lo que provoca más enfermedades”, agrega.
Los comuneros coinciden en que la salud en la isla necesita una respuesta inmediata. Piden que la Unidad Médica Municipal sea habilitada en su totalidad y que se mejoren los servicios. “Se necesita un hospital. Esto no basta, pero ni lo poco que tenemos está completo. Que se dejen de peleas y que lo habiliten lo antes posible para poder ser atendidos sin problemas”, exige Merlina Villa, otra residente.
