
Las promesas incumplidas en la gestión del río Guayas: no solo es el dragado
El contrato para dragar esta cuenca hídrica fue finalizado por el máximo de multas al consorcio ejecutor
La culminación del contrato para dragar el río Guayas ha generado que la Prefectura hable de nuevas opciones para la conservación de esa cuenca hídrica. La primera acción es la conformación de una mancomunidad entre los Gobiernos Autónomos Descentralizados (GAD) Provinciales en el área de influencia del río.
Guayas, Bolívar, Cañar, Chimborazo, Los Ríos, Manabí, Santo Domingo y Cotopaxi se unirán para desarrollar proyectos en las cuencas alta y baja del río. Se habla de planes para la conservación de los páramos y la estabilización de taludes, con el fin de detener la erosión.
El dragado en los alrededores del islote El Palmar era una de las acciones que se había pospuesto desde hace varias administraciones de la Prefectura del Guayas. El proceso, que se inició durante el periodo de Susana González, finalizó en forma abrupta la semana pasada una vez que el consorcio Dragando por Guayas acumuló multas equivalentes al 5 % del valor total del contrato.
Proyectos de transportación fluvial que siguen en papeles
Alejandro Chanabá, docente investigador de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), advirtió que las promesas sobre el río Guayas han sido superficiales y reiterativas, centradas en el dragado y el transporte, pero sin una visión integral.
Para él, el río debe ser dragado en casi toda su extensión, no solo para permitir el paso de embarcaciones menores, sino para recuperar un canal navegable para buques de mayor tamaño a los que ingresan actualmente. Pero más allá de lo técnico, sostiene que el río necesita vida: actividades recreativas, turismo organizado, paraderos definidos, ferias de artesanos y recorridos con valor cultural y patrimonial.
Chanabá fue enfático en señalar el abandono del entorno visual del río. Critica que el Malecón 2000, aunque atractivo desde tierra firme, ofrece una estampa pobre vista desde el agua. En ciudades con ríos importantes, explica, se iluminan sus hitos arquitectónicos para que sean visibles y apreciados desde embarcaciones. “La Torre Morisca debería tener luces especiales desde el agua, lo mismo el MAAC, la Gobernación, el Municipio. Todo eso debe resaltar, contar una historia visual de Guayaquil desde su río”, aseguró.
Además de estética, el río carece de infraestructura básica para la navegación: no hay boyas, luces, ni señalética que guíe a embarcaciones. Chanabá lamentó la ausencia de transporte marítimo moderno y rápido, de muelles adecuados, de marinas que reconecten a Guayaquil con su espíritu marítimo. “Esta fue la ciudad del astillero, podríamos recuperar pequeñas playas o incluso crear playas artificiales para que la gente vuelva a bañarse en su río”, propuso.
Finalmente, advierte que sin seguridad ni descontaminación, cualquier intento será estético y no estructural. El investigador sugirió la creación de una policía marítima, accesos gratuitos y fáciles para la ciudadanía, y una intervención ambiental profunda.
“Sacamos agua del Guayas para potabilizarla, pero está llena de metales pesados, basura, plásticos, palos. El río está enfermo”, sostuvo
¿Quieres seguir leyendo el contenido de EXPRESO? ¡SUSCRÍBETE AQUÍ!