Programas de arte y terapia ocupacional. Son las destrezas que se trabaja en el Semillero Inclusivo, un espacio ‘normal’ adecuado para niños con discapacidad. “Es un espacio donde las mamitas se preguntan y qué va hacer mi hijo aquí; temen rayar un cuadro o que su pequeño presente cualquier conducta disruptiva”, explica Trilce Zuñiga, artista y pedagoga de arte de proyectos inclusivos.

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No es un lugar común o alejados de cualquier distracción para los menores. Es más, el espacio es adornado con mesas, sillas y cuadros de vidrio.

La iniciativa consiste en talleres de arte (dibujo, pintura, manualidades) enfocados en tres ejes: interculturalidad, arte terapia y educación ambiental en conjunto con las necesidades de cada grupo de niños.

Taller de semillero inclusivo ha trabajado con empresas particulares, privadas y vinculación a la comunidad. En 2023 fusionó sus propuestas artísticas con el Ministerio de Cultura y el Museo Antropológico y de Arte Contemporánea. Se desarrolla los días miércoles de 12:30 a 14:30 en el museo.

“Las prácticas inclusivas a través del arte han permitido fortalecer la tolerancia hacia las diversidades, el respeto mutuo y la convivencia armónica entre los participantes”, asegura.

Existen grupos captados desde la comunidad. Por ejemplo, familias que recorren el museo con los pequeños como parte de sus terapias emocionales. “Un día voy almorzar y me encuentro a un grupo liderado por Margarita que visitaban el MAAC y es así como captamos interesados”, cuenta Zuñiga.

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El proyecto, también, desarrolla vocaciones, desenvolvimiento terapéutico y genera una autonomía en el desarrollo de las capacidades. “Es un niño que no soportaba tener ni pinturas en su dedo porque enseguida se limpiaba, pero aquí veo que se siente bien y va avanzando”, detalla Margarita, mamá de un niño con Rubinstein Taybi.

Por su parte, Ana Paula (12) y Vicky (17), niñas con Síndrome de Down son metódicas en sus trabajos de pintura.

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