
Parálisis en Los Ceibos, un carril de incertidumbre en más obras de Guayaquil
Director evita decir cuánto le cuesta a la ciudad la obra detenida. Advierte que afecta la institucionalidad
Han pasado 20 días desde que se ordenó la suspensión del paso a desnivel en la avenida del Bombero, en Los Ceibos. Críticas, enfrentamientos entre autoridades e incluso un llamado al alcalde desde la Asamblea Nacional han rodeado este polémico caso. Pero hay preguntas que persisten: ¿cuál es el precio que paga Guayaquil por tener esta obra detenida?, ¿quién asume el costo del tiempo muerto?
EXPRESO consultó a Carlos Vásquez, director de Obras Públicas del Municipio, quien evitó precisar el impacto económico de la paralización. “El costo en este momento no se lo podría dar”, respondió, con el argumento de que tienen que cuantificarlo según los días que tarde esta obra que, hizo énfasis, “soluciona la movilidad".
El caso Los Ceibos ya tiene efecto en otras intervenciones municipales. Vásquez reveló que recibió una notificación en contra de las canchas de pádel en la ciudadela Urdesa, aunque indicó que las actividades ya se han reanudado y espera concluir la obra pronto.
No obstante, reconoció el ambiente de incertidumbre que vive el Municipio que lidera Aquiles Álvarez. “Este tipo de situaciones genera incertidumbre a los constructores y a la institucionalidad. Todo entra en tela de duda, a pesar de que los permisos fueron obtenidos y otorgados conforme a informes, incluyendo uno ambiental que respaldó el permiso total”, sostuvo el funcionario.
Acotó que la actual administración maneja un portafolio de más de 150 millones de dólares en obras en ejecución y planificación dentro de la operación de crédito con la CAF. Entre estas se incluyen trabajos en Monte Sinaí (agua potable), canchas, parques y mantenimiento vial.
Sin embargo, este último se encuentra suspendido en su mayoría debido a la falta de materia prima: el cemento asfáltico, que depende de la Refinería. Consultado sobre la relación con la CAF, Vásquez indicó que hace dos semanas, representantes del organismo visitaron la ciudad y revisaron los puntos claves.
“Ratificaron que la observación cumple con todos los términos del contrato de operación de crédito. No tienen objeción a nuestro desempeño. De hecho, se mostraron sorprendidos por este tipo de decisiones”, dijo, al reconocer que “más allá del Municipio, esto genera incertidumbre en la obra pública en general. Se están violando permisos previamente otorgados”.
Para Jhonny Burgos, doctor en Arquitectura y profesor de la Universidad de Guayaquil, el tema va más allá de lo técnico. “La polémica nace por una decisión política, no técnica”, sentenció.
Según él, la obra no responde a un proyecto estructurado. “Es una obra, no un proyecto. Un proyecto está basado en estudios integrales. ¿La obra de Los Ceibos con qué está encadenada? ¿Resuelve el tránsito hacia dónde? Hay otros cuellos de botella como el del kilómetro 4,5”, remarcó, al poner como ejemplo la Aerovía. “Es turística, no cotidiana. Es ornamental. Le pusieron fachada, pero la gente va a trabajar, no a pasear. Esa obra, igual, la estamos pagando los guayaquileños”.
Experto: "El problema es del alcalde y de sus concejales"
Burgos, como lo han hecho también ciudadanos y expertos en urbanismo, cuestiona la forma en que se desarrolló la intervención. “¿Quién paga esto? El Municipio. Todo por la arbitrariedad de lanzar una obra para impresionar o quedar bien en redes. Por eso el problema es del alcalde y de sus concejales. El impacto ambiental es solo una parte. También están los cerros Paraíso y San Eduardo, que se dejan de lado”.
Consultado sobre si es normal modificar obras ya iniciadas, respondió que no. “Es una obra física, no un proyecto. Después se le quiere añadir un centro comercial o lo que sea, pero eso no estaba en el estudio de caso. Faltan variables resueltas. Así no se gestiona una ciudad. Las soluciones deben ser técnicas. ¿Dónde está el macroestudio vial de Guayaquil?”.

Finalmente, lanzó una reflexión en torno a las obras en la urbe. “En cuatro años, como decía Febres-Cordero, los primeros seis meses son para planificar y los otros tres años y medio para ejecutar. Pero eso no significa dejar de planificar. ¿Cuántos proyectistas urbanos tiene hoy Guayaquil?”.
Noemí Sandoval, residente de Los Ceibos, también quiere saber dónde está el macroestudio. “¿Existe? ¿Al menos existe? Los asesores del alcalde se la pasan diciendo que sí, se pasan defendiendo la obra, pero no dicen dónde está ni en qué consiste el macroestudio. De palabras no vivimos. No tenemos por qué creer. Hoy lo que vemos es falta de planificación. No más”, manifestó.