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Restaurantes. Los locales de comidas son los primeros en alistarse para la reactivación en el barrio Cuba.AMELIA ANDRADE

Los negocios del barrio Cuba resurgen

Las clases presenciales generan expectativas en los dueños de los locales, quienes los están desempolvando para ponerlos, otra vez, al servicio de su clientela

Lejos de lamentarse por las pérdidas que ha tenido su negocio durante la pandemia de COVID-19, Carmen Aguirre readecúa su restaurante ubicado en el barrio Cuba, sur de la ciudad, con la esperanza y optimismo de volver a captar la clientela que disminuyó desde marzo de 2020.

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Ha comprado nuevas sillas y mesas de plástico para extender su local. Lo está arreglando por dentro y hasta estudia algunas promociones que desea aplicar (combos y el segundo almuerzo a mitad de precio), una vez que se reanuden las actividades escolares de manera presencial.

Su restaurante está ubicado en el sector conocido como ‘Barrio Cuba Universitario’, donde hasta antes de la pandemia transitaban más de 8.000 estudiantes y 300 personas entre docentes y empleados de la Universidad Politécnica Salesiana (UPS). De esos, la mayoría eran sus clientes, dice.

A ellos hay que sumarle un porcentaje de alumnos de los dos colegios aledaños, quienes a la entrada o salida de clases se daban tiempo para visitar este y algunos de la treintena de locales, con el fin de deleitar sus paladares.

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Preparativos. Luis Arana desempolva dos carretillas que tenía embodegadas desde marzo de 2020.CHRISTIAN VASCONEZ

“Cuento los días en que inicien las clases presenciales. Tengo la seguridad de que me irá muy bien y que mis clientes regresarán”, menciona Carmen, quien a pesar de la crisis y con poca clientela ha mantenido abierto su negocio.

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“Solo me ausenté desde marzo hasta mayo de 2020, en los meses más altos de la pandemia; luego reanudé mi trabajo y desde entonces no he parado. Aun con pocos clientes he mantenido mi negocio abierto”, enfatiza mientras coloca en tarrinas los almuerzos que enviará a diferentes sectores de la ciudad, separados bajo pedido. Paralelamente, atiende a quienes acuden a su local.

En las inmediaciones que comprende la calle Chambers, de 5 de Junio a Robles y desde ahí hasta Estrada Coello, junto a la ría (al pie del río Guayas), las papelerías, bazares y tiendas, también se alistan para la reactivación.

Carlos Molina, quien tiene una despensa donde solo ofrecía gaseosas y golosinas, ahora también venderá útiles escolares. “La próxima semana me llegará la mercadería. No será mucha porque quiero ver cómo me va al principio, dependiendo de eso tendré que tomar la decisión de seguir o no vendiendo estos materiales”, comenta entusiasmado.

Los informales que viven de la venta diaria se unen a estas  expectativas. Luis Arana, por ejemplo, está desempolvando dos de sus tres carretillas que embodegó en marzo de 2020.

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“Vino la cuarentena, nos encerraron y tuve que guardarlas y quedarme solo con una para seguir trabajando”, cuenta este hombre que se ganaba la vida vendiendo hamburguesas, salchipapas, papipollo y otro tipo de comida rápida en los exteriores de los edificios de la universidad. Ahora, desde las 09:00 hasta las 17:00, coloca la carretilla en el portal de su casa y solo vende jugos, batidos y tostadas.

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Perspectiva. Mario Benítez abriga la esperanza de recuperar a su clientela para ofrecerle una variedad de dulces.CHRISTIAN VASCONEZ

Con la ayuda de sus hijos de 10 y 12 años, Luis limpia con mucho cuidado los vidrios de sus carretas y les saca brillo a las hojalatas. Quiere que se vean como nuevas.

“Las clases presenciales me emocionan porque sé que desde mayo los estudiantes regresarán a las aulas sin aforos y ellos volverán a ser mis clientes. Volveré a trabajar y a vender como antes”, manifiesta emocionado.

Las expectativas en esta zona son grandes que muchos de los letreros con mensajes de ‘Se vende’, colocados el año pasado, han sido sacados de algunos locales.

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Mariano Benítez, quien hasta el año pasado pretendía vender las instalaciones de su local donde por muchos años ofreció encebollados, ahora agradece que nadie lo haya querido comprar. “He decidido reabrirlo en junio, pero antes tengo que readecuarlo”, señala. Aclara que no dejó de vender encebollado, solo que hoy lo hace bajo pedido y desde su casa.

Mariano dice que la próxima semana se instalará nuevamente en el local para hacerle la limpieza y los arreglos que necesita. “Quiero que la clientela se sienta a gusto, una vez que estemos funcionando. Quiero recuperar a mis clientes que en su mayoría son los estudiantes que el próximo mes retornarán a la presencialidad”, agrega.

Durante la presencia de EXPRESO por la zona se pudo observar a varias personas que se interesaban por alquilar o comprar algunos locales que están en venta.

“Quisiera arrendar uno de ellos, ya que este sitio mueve a mucha gente. Creo que con el inicio de clases presenciales el panorama volverá a sonreírnos a quienes fuimos golpeados económicamente por la pandemia”, menciona David Rosero, quien busca un nicho para reactivarse.

Incluso, hasta el vendedor ambulante de cocada y la señora que oferta en la zona mote en una carreta, desde hace más de 15 años, la visitan con frecuencia. “No quiero que los habitantes de este sector se olviden de mí, por eso, cada vez que puedo me doy una vuelta por aquí y de paso voy vendiendo mis productos a quienes    transitan por estos lares”, dice Jorge Fiallos, quien en voz alta da a conocer a los vecinos lo que tiene en venta: cocada, maní salado, habas, chifles, papas fritas y algunos dulces que a los niños les encantan.