Guayaquil

Maité Pazmiño, la niña superdotada que sorprende

Aprobó el preuniversitario y dos materias de la carrera de Medicina en la UEES. No pudo continuar porque todavía no termina el colegio

Maité Pazmiño
Maité Pazmiño ahora está dedicada a la lectura, especialmente de textos relacionados con la medicina.Christian Vásconez / EXPRESO

Ha pasado un año desde que Maité Pazmiño Minuche ingresó a la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES), para realizar el preuniversitario en la Facultad de Medicina. Desde entonces, muchas cosas han cambiado en la vida de esta niña superdotada, menos las ganas de seguir preparándose para convertirse en médico, lo más pronto posible.

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Ahora tiene 13 años y mide cuatro centímetros más de estatura que el año pasado (1,39). Su rostro y cuerpo de niña van tomando forma de una señorita que sabe lo que quiere y lucha por conseguirlo.

Durante los meses de febrero y marzo de 2019, Maité cursó el preuniversitario que lo aprobó con excelente puntaje (95/100). Esto le permitió iniciar con el programa de avance académico donde tomó dos de las cuatro materias del primer semestre de la carrera de Medicina, que también las aprobó mientras cursaba el noveno año en el colegio Alemán Humboldt de Guayaquil, en un horario compartido.

Solo pude ver Anatomía 1 y Bioquímica que se imparten en horario vespertino, para que no chocara con mi jornada del colegio, que es por la mañana”, cuenta la niña, quien tiene un coeficiente intelectual de 140 puntos, por encima del promedio normal que puede llegar hasta los 125. Sus dotes fueron diagnosticados a los cuatro años, cuando sus padres se percataron de que ya sabía leer y escribir.

Cumplir con las dos entidades fue todo un reto para la menor. Al finalizar el primer semestre, el colegio y el Distrito Educativo decidieron hacer una compactación (dos años juntos) y aceleración para ascenderla de curso.

A finales del año pasado, nuevamente tuvo que someterse a la prueba Raven de medición de razonamiento no verbal; y al test psicométrico de Wechsler, que evalúa la comprensión verbal, el razonamiento perceptivo, la memoria y la velocidad de procesamiento.

Durante el primer quinquemestre del año lectivo 2019-2020 estudió en noveno año, mientras que en el segundo quinquemestre lo hizo en décimo, recibiendo tutorías de sus maestros. En el nuevo ciclo lectivo que empezará en abril, en el régimen Costa, ingresará a primero de bachillerato.

“Pero esto fue frustrante para ella, porque tuvo que dejar de asistir a la universidad en ese segundo semestre, ya que los horarios no le favorecían”, cuenta su madre Gabriela Minuche, quien acompañó a su hija durante el preuniversitario y la apoyó en los seis meses de su estadía en dicho centro de estudio superior.

maite pazmiño
El año pasado, por esta época, realizaba el preuniversitario en la Universidad de Especialidades Espíritu Santo.áLEX LIMA / EXPRESO

Maité iba a la UEES los lunes y miércoles, mientras que los martes, jueves y viernes asistía al colegio. Había un día que el horario se le complicaba y debía salir deprisa del plantel que está ubicado en Los Ceibos, norte de la ciudad, para llegar a clases a la universidad, situada en el kilómetro 1,5 de la vía Samborondón.

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“A veces no alcanzaba a cambiarme de ropa y llegaba a la facultad vistiendo el uniforme del colegio. Todos los que estaban en la práctica de Anatomía, analizando los cadáveres y órganos, llevaban los atuendos requeridos (pantalón y mandil), y yo era la única que entraba con falda”, cuenta como anécdota la menor, quien con el pasar de los días tuvo que buscar algunas alternativas para estar en igualdad de condiciones con sus compañeros, cuyas edades fluctuaban entre los 18 y 22 años.

Había uno de 25, recuerda con esa picardía de adolescente, pero con la madurez que ha adquirido a través de las experiencias vividas. “Con todos hice amistad y nunca me vieron como una persona rara. Siempre estuvieron atentos a enseñarme y a aprender junto conmigo”, menciona, al destacar que hacían grupos de estudios y se reunían en su casa, donde en varias ocasiones, hasta hicieron ‘pijamadas’.

Maité, quien habla inglés, alemán y español, no pierde la esperanza de continuar la universidad, para coger las dos materias del primer semestre de la carrera que quedaron pendientes: Biología Celular y Embriología; pero antes, dice que debe organizarse en el colegio, donde ya le han advertido que se terminaron las aceleraciones y reprogramaciones de estudio.

“Me parece injusto, porque no se le está dando a un niño la oportunidad para que desarrolle su creatividad y capacidad”, anota la menor, quien se siente contenta de haber sido invitada por un hospital local, para recorrer sus instalaciones y estar presente en algunas cirugías.

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Aunque su caso no es el único en el país (Daniel Honciuc, de 11 años, cursa el segundo de bachillerato en Quito y desde 2015 estudia asignaturas avanzadas online de universidades en Estados Unidos), lo cierto es que el sistema educativo ecuatoriano no está preparado para darle una respuesta a esta adolescente, quien técnicamente no puede acceder a la universidad sin tener oficialmente el título de bachiller.

Sin embargo, en la UEES tiene las puertas abiertas y las autoridades de la institución le han asegurado que las materias aprobadas sí les servirán una vez que termine la secundaria y pueda matricularse formalmente a la carrera.

En estas vacaciones, ella está dedicada a la lectura y estudia cursos online de Anatomía, Biología y de otras asignaturas relacionadas con la Medicina.

Aparte de las ciencias, a esta niña prodigio le gusta actuar y los fines de semana enseña a sus hermanos menores, de 7, 5 y 2 años, a dibujar. Ellos siguen sus pasos.

ECUADOR NO ESTÁ PREPARADO

Desde agosto de 2016, en Ecuador existe una regulación sobre las altas capacidades académicas. Estos niños tienen derechos que deben ser respetados en el sistema educativo nacional, no solo a nivel público sino privado. No obstante, en el caso de Maité Pazmiño, solo podrá tomar materias e ir adelantando la carrera, aunque ella se siente en plena capacidad de dar el gran salto sin pasar por la etapa colegial. Esto se debe a que el sistema educativo del país no cuenta con las leyes y reglamentos que permitan que un menor, aunque comprobado su alto coeficiente intelectual, pueda matricularse en la universidad, sin antes haber terminado la secundaria. “Esto limita mi capacidad y las ganas de seguir avanzando”, puntualiza Maité.

OPORTUNIDAD

Maité llegó a la UEES por su propia iniciativa cuando envió un correo electrónico al decano de la Facultad de Medicina, sin revelarle su edad para no ser descalificada.

EXPERIENCIA

El año pasado, Maité Pazmiño fue invitada por un hospital de la localidad, para que palpe la forma en que el personal médico trabaja en las diferentes áreas.