librerías Guayaquil
La Gloriosa. La librería de Nicolás Moscoso está ubicada en el sur, la ha implementado en su hogar y se maneja de forma online. Allí tiene 3.000 libros a la venta, en la foto se ven apenas unos de ellos.Alex Lima

Las librerías ambulantes marcan su paso en la ciudad

Están en auge y cada vez tienen más público .Se abren paso en casas o espacios al aire libre.   Pese al panorama, aún es difícil ser librero en Guayaquil

Del amor por los libros surge el negocio de las librerías ambulantes en Guayaquil. Un negocio que se ha convertido más en un hábito que ha permitido ampliar el círculo de lectores de la ciudad.

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La compra y venta de libros usados no es una actividad reciente. De hecho, en varios puntos hay librerías que ofrecen obras de segunda mano. En muchos casos, ofrecen ejemplares difíciles de hallar. Sebastián Silva, estudiante guayaquileño de 24 años y lector ávido, visita frecuentemente libreros ambulantes, que son precisamente los que están en auge en el Puerto Principal.

Su fascinación se la atribuye al aspecto económico, al tipo de edición que encuentra como una suerte del que busca y a todo un simbolismo que rodea a la actividad. “El precio de los textos es más económico, y porque tengo un pensamiento un tanto cursi sobre los libros usados, me gusta pensar que significó mucho para alguien que no conozco, y que ese libro ha llegado ahora a mis manos”, elucubra con emoción.

La literatura no es solo una forma de distracción, ayuda a la gente a tener un pensamiento crítico, a ser más analítica y a no ser tan mecánica. Te enseña, ayuda a crecer.

Nicolás Moscoso,
dueño de la librería La Gloriosa

La lectura sigue siendo de nicho y no es solo un problema de Guayaquil, sino nacional. La realidad audiovisual nos ha volteado a ella, el que lee es visto como especial.

Sebastián Silva,
lector guayaquileño

Hace 4 años, Santiago T -conocido como El dealer de los libros- quería adquirir textos y no contaba con el dinero para pagarlos. Se le ocurrió vender los que tenía y comprar otros, y cuando no era suficiente, le tocaba comprar libros usados. Así fue como empezó su tienda de libros en línea. Para Santiago, la economía es uno de los factores fundamentales, especialmente porque los que le compran son chicos de entre 20 a 30 años. “Hay muchas personas que vienen de la Universidad de las Artes, como vendo mucha literatura y ensayos, hay muchos de ese sector artístico”, explica.

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En la librería La Gloriosa, otro de los puntos que sobresale en la ciudad, no hay un solo rincón en donde no haya un libro, un disco de vinilo o un casete. Las estanterías repletas llegan hasta el techo y están colocadas y ordenadas de manera estratégica por toda la sala: Latinoamericana a la izquierda, clásicos a la derecha, ecuatoriana en el centro. Cuando le pregunto qué haría si debe viajar: “alquilo un barco”, responde Nicolás Moscoso, dueño del espacio, que se maneja de forma online y cuenta con 3.000 libros en venta.

librerías Guayaquil
Hecho. Para los consultados crecer en una casa con libros o con padres que incentiven a leer es más que un privilegio cultural.Alex Lima

Debido al tipo de libros que vende, a Nicolás lo buscan personas por sobre los 25 años: “Me dedico a la literatura ecuatoriana, historia, filosofía y literatura clásica o de suspenso, pero de la antigua. Entonces es raro que alguien menor a 25 años quiera ese tipo de libros sabiendo de todo lo que hay en literatura contemporánea”, explica.

La situación es distinta para Xavier Cruz, dueño de Libros y Cómics Ecuador, quien cuenta con un público de todas las edades ya que sus libros son variados. Afirma que se puede llegar a todos los públicos siempre y cuando se responda a las necesidades de los lectores: “No discriminamos en cuanto a géneros ni a temas”, piensa. Cada sábado asisten a Plaza Triángulo a exponer sus libros y cómics, los visitan niños de 7 años y personas de 60.

Hoy, el panorama ha cambiado sobre todo porque han surgido librerías no tan grandes, pero que incluyen textos distintos que incluso tienen textos de autores no tan conocidos.

Rashide Emen,
lectora guayaquileña

El espacio en donde se decide desempeñar una actividad o profesión va a ser siempre crucial. Para Moscoso, ser librero en Guayaquil sigue siendo complejo, puesto que muchos ven la calidad de libros que tiene pero no pueden pagarlos por más económicos que los venda. “En Guayaquil no me ha ido tan bien, la mayoría de las personas que me compran está en Quito, Ambato, Cuenca, incluso en el Oriente. Aquí en Guayaquil la gente busca los libros más por obligación, o al menos así lo veo yo”, concluye.

Leer es uno de los hábitos más hermosos que existen, te da libertad, te permite crear, conocer. Por eso que haya espacios de este tipo es vital. Un gran paso para crecer como sociedad.

Gina Zevallos
ávida lectora
librerías Guayaquil
Pasión. Ahora se ve a más jóvenes comprando libros, cómics y novelas literarias en los espacios ambulantes cada fin de semana.Cortesía
Biblioteca

Un impulso para la lectura

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Cada librería está enfocada en una categoría, hasta las que no están “categorizadas”. No obstante, tanto libreros como lectores ávidos coinciden en que aunque la lectura parezca nada común en la ciudad, está creciendo y existe cierta expectativa sobre las lecturas juveniles, que puede ser la base de lo que es una próxima generación de lectores. 

Leer es uno de los hábitos más bonitos que debemos sí o sí traspasar a las nuevas generaciones. Los niños pueden amar la lectura, solo si es que les enseñamos a hacerlo.

Mariana Delgado,
lectora guayaquileña

Nadie me puede decir que la gente en Guayaquil no lee. La gente tiene ganas de leer, la gente quiere aprender a leer. El éxito de Libros y Cómics ha sido ese; que atraemos a quien quiere empezar.

Xavier Cruz,
dueño de Libros y Cómics Ecuador