Luego de hacer las tareas escolares, Justin, de 7 años, toma su teléfono celular para ‘recrearse’ un poco. En el dispositivo ha bajado una serie de juegos como los Minecraft, con los que arma lo que desea, como su futura casa, mientras sus hermanos de 9 y 14 años se divierten con videojuegos FIFA, YouTube, Tik Tok y, en ocasiones hasta Fortnite. Los tres se entretienen sin salir de casa y por medio de la tecnología.

Son los juegos que en esta era digital han reemplazado a la rayuela, el palo ensebado, el huevo en la cuchara, el trompo, la carrera de ensacado, las canicas, entre otros. Los juegos del ayer, con los que niños y adolescentes se recreaban en los portales y patios de las casas o las escuelas y colegios. Actualmente, la tecnología y la violencia delictiva están acabando con esa tradición que llega a los barrios y ciudadelas de la ciudad solo en fechas conmemorativas, como el 25 de Julio.

“Ya con el celular, ellos encuentran mucha distracción. Y, es muy riesgoso en estos tiempos que los niños salgan como antes a la calle. En todos lados hay mucha inseguridad, con tantas muertes”, comenta Tania Méndez, al justificar las razones por las que sus pequeños se distraen con el teléfono dentro de casa, y bajo su protección. Ellos no conocen o casi no practican juegos al aire libre, mucho menos después de pasar casi dos años en clases virtuales, por la pandemia.

Pero qué hacer para retomar esos juegos que, además de ser beneficiosos para la salud física y psicológica de los niños, los ayuda a socializar de mejor manera en su entorno.

Ivonne Pinzón, líder de la ciudadela 9 de Octubre, considera que se debe inculcar a los niños el sentido patriota y enseñarles a amar a la ciudad.

“Con estas fiestas julianas y en unión de los vecinos vamos a realizar una feria de emprendedores. De esa manera ayudamos a revivir este fin patriótico; y, al participar los niños, es vivir año a año esta fecha gloriosa”, señala.

Entre los juegos que planean realizar hoy, en la Tercera Expoferia de Emprendimiento, afuera del colegio Eloy Alfaro, han incluido la carrera con el huevo y la cuchara, así como los ensacados.

Una divertida carrera que Marcos Vera, de 45 años, recuerda que emprendía en su niñez con un grupo de vecinos, los fines de semana. “Nos divertíamos, aparte de jugar pelota que es lo único que no se ha extinguido”, rememora el ciudadano.

Recordar esos juegos lo llenan de mucha emoción. “Nosotros jugábamos de todo: el trompo, la rayuela, el vale, el látigo escondido (o del diablo). Este juego consistía en quien encontraba el látigo le pegaba al primero que veía, quien luego tenía que esconder la correa”. Otros de los juegos que recuerda con su esposa Samy es las ‘estrellas’. “Tenías que hacer dos equipos, cada uno con alguien que lance una pelota al contrario para ‘quemarlo’ (tocarle cualquier parte del cuerpo), mientras el resto del equipo que se defendía intentaba virar las cien tapillas o más que estaban dentro de un circulo en el piso. Si alcanzaban a pegarle, ya perdían”, recuerda la joven.

Xavier Zurita, líder del emblemático barrio Garay, lamenta que los niños y adolescentes se vean ahora atrapados en juegos tecnológicos. “Es admirable ver a mi sobrinita que tiene 3 años cómo se desespera por el teléfono, como muchos niños. A veces, ni uno puede manipularlo como ellos lo hacen. Pero ellos se manejarán a su manera si no hay límites. En todo caso ya depende de los padres”, dice Zurita.

¿Y cómo apartarlos un poco de la tecnología y se recreen con algo más físico? Zurita analiza que los mismos adultos están tan atrapados con el celular que, a muchos, se les hace difícil cuestionar a los niños.

“A veces estamos en un lugar y parece ciber, todos estamos con el teléfono en la mano”, comenta. Pero sí cree que se debería instaurar en barrios, sectores o ciudadelas ese tipo de juegos para que el niño esté activo. “Ahora estamos por hacer concursos de dibujo, entonces el niño va a perder ese espacio con el teléfono porque estará ocupado, pero aún así estará pendiente del aparato”, supone.

La comunidad Samanes 1 también inició sus fiestas internas y tenía previsto realizar juegos tradicionales por la fecha juliana. Es la ocasión perfecta para enseñarle a los menores del sector a recrearse un poco lejos del celular y compartir también con los vecinos, recordando tiempos aquellos sin tecnología y con tranquilidad, olvidando un poco la inseguridad que también obliga a encerrarse en casa.