Estudiar no tiene por qué ser una actividad agobiante, peor aún aburrida, y precisamente por eso, decenas de maestros guayaquileños se capacitaron para interactuar con sus alumnos, jamás dejando de lado la empatía y fortaleciendo, o más aún redescubriendo, su creatividad.

Por ello, con el fin de fortalecer el ecosistema de innovación educativa local e inspirar a los docentes en nuevas herramientas que puedan incorporar en su quehacer pedagógico, la organización sin fines de lucro Diseña Futuro desarrolló, por segundo año consecutivo en la Universidad Casa Grande (UCG), la Aceleradora de Innovación Pedagógica con la metodología Design Thinking (Pensamiento de diseño).

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¿Cómo entender a los estudiantes del siglo XXI?, ¿Cómo transformar este conocimiento sobre ellos en propuestas pedagógicas relevantes?, ¿Cómo preparar la experiencia del estudiante a lo largo del año?, fueron algunas preguntas que planteadas durante el encuentro y que fueron respondidas a través de masterclass, talleres y espacios abiertos.

Pamela Ycaza, directora de Diseña Futuro, habló con este Diario sobre la finalidad de este acto que reunió a más 12 expositores. “Estos encuentros permiten fortalecer el ecosistema de innovación educativa acercando a colegios entre ellos, y a expertos en metodologías eficaces. Logramos un cambio en la mentalidad de los profesores para implementar innovaciones en su clase”, expresó a este Diario; asegurando además que desde 2022 firmó un contrato con el Ministerio de Educación para empezar un proyecto piloto con 200 profesores para que tengan acceso a la misma preparación.

“Así los beneficiarios no solo son quienes pueden pagar por las certificaciones, sino quienes más lo necesitan”, alegó.

Uno de los talleres enfocados en el uso de la tecnología fue dictado por Jostin Duarte, director general del Centro de Innovación Tecnológica Geniosbot, que contó con el soporte de niños que ayudaron a los docentes en la creación de herramientas que puedan utilizar para desarrollar aplicaciones móviles con sus alumnos.

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Para Ana Lucía Granda, estudiante de 12 de años, enseñar a los profesores fue una experiencia enriquecedora. “Siempre son los adultos los que nos enseñan algo y esta vez yo he tenido la oportunidad de ayudarlos a que creen herramientas para hacer más divertidas las clases. Estoy feliz”, señaló. 

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