
En Urdesa persiste el miedo por la inseguridad, pese a reparación de luminarias
Varias luminarias fueron arregladas tras reciente publicación de EXPRESO. La ciudadanía solicita patrullajes por robos
Aunque las luminarias en uno de los tramos críticos de Urdesa finalmente fueron reparadas esta semana, tras una reciente denuncia publicada por EXPRESO, la tranquilidad aún está lejos de volver al barrio.
Los moradores aseguran que, pese a la nueva iluminación, el miedo a los asaltos persisten y los robos cometidos por sujetos en motocicleta siembran temor en la comunidad.
La problemática que se vive en Urdesa
En los últimos meses, los puentes de las calles Ilanes y Higueras se han convertido en puntos de alto riesgo. Antes de la intervención, ambos mantenían zonas completamente oscuras debido a luminarias dañadas y cables expuestos, lo que incrementaba la vulnerabilidad de los peatones.
“Iluminaron una parte, pero la situación dificilmente vaya a cambiar porque se necesita patrullajes. Las motos seguirán pasando, rondando y atacando a la gente.", afirma José Velásquez, vecino del sector, quien asegura haber sido asaltado tres veces este año en la misma zona.
Otros residentes coinciden en que el problema de fondo continúa intacto. Los delincuentes, aseguran, conocen los horarios y las rutas de patrullaje de la Policía, cuyo cuartel se ubica aproximadamente a cuatro cuadras. “Si ven presencia policial se desvían, dan una vuelta y regresan minutos después. Esto solo se solucionará con vigilancia permanente”, comenta Ricardo Benites, habitante de Urdesa Central.
A pesar de la nueva luz instalada en una parte del área denunciada, la percepción de inseguridad no ha disminuido.
El pedido de la ciudadanía
“Iluminar ayuda, claro que sí, pero si no hay control, no sirve de nada. Los ladrones están organizados y conocen perfectamente la zona”, comenta otro morador que ha sido víctima junto a su esposa mientras regresaban de hacer compras.
La comunidad continúa exigiendo a las autoridades municipales y policiales un plan integral que combine vigilancia constante, patrullajes dirigidos y mantenimiento permanente de las estructuras públicas. Mientras tanto, los residentes aseguran que seguirán denunciando y organizándose, aunque admiten que la sensación de vulnerabilidad sigue creciendo cada día.

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