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edificio Macro inmuebles Guayaquil 3 may 25 MC
En el edificio Macro, junto al estero Salado, se suele cobrar usos publicitarios.MIGUEL CANALES

Edificios fantasma en Guayaquil: urbanistas sugieren pensar en darles una nueva vida

Guayaquil cuenta con estructuras que, por diversas razones, han quedado en desuso

En el paisaje urbano de Guayaquil, varias estructuras estatales de considerable tamaño se erigen como visibles monumentos al desuso en puntos clave de la urbe. El antiguo edificio Macro junto al Estero Salado; la exsede del INFA/MIES en la congestionada avenida del Bombero; y el sitio donde operó el Conservatorio Antonio Neumane, en la calle Miguel Hurtado, del centro; son ejemplos notorios de espacios valiosos subutilizados o abandonados. 

Su estado actual no solo plantea serias dudas sobre la planificación estatal y el uso eficiente de recursos públicos, sino que representa oportunidades perdidas para la ciudad, reflejando la complejidad de gestionar bienes que, por diversas razones, han quedado en el limbo administrativo.

Edificio Macro, plataforma publicitaria con fallas estructurales

edificio Macro 3 may 25 MC
En el edificio Macro alguna vez funcionaron dependencias del Gobierno central.MIGUEL CANALES

El caso del edificio Macro (Joaquín Gallegos Lara), al norte, es emblemático por su volumen y ubicación. El arquitecto Javier Castillo, experto en historia local, menciona reportes de fallas estructurales que habrían limitado su uso. Recuerda haber escuchado que “no estaba bien construido” y que “los sótanos se inundaban” por la cercanía al Salado, problemas que afectarían su funcionalidad. Castillo añade que incluso los parqueaderos subterráneos no se usaban, obligando a funcionarios a usar los de un centro comercial aledaño, y especula que esto podría deberse a problemas como hundimientos. La complejidad y el alto costo de una posible demolición o una rehabilitación integral, dada su proximidad al estero, solo subrayan lo que algunos consideran una mala planificación inicial.

Desafío de accesibilidad en edificio que fue sede del INFA

Metros más al oeste, sobre la Avenida del Bombero, la antigua estructura del INFA/MIES presenta otro desafío, principalmente logístico. Su ubicación, ahora atrapada entre vías rápidas y un notorio cuello de botella vehicular, limita drásticamente sus posibles usos

edificio INFA MIES Guayaquil may 25 GM
Colindando con el tráfico de la avenida del Bombero, se erigen oficinas vacías en lo que un día fue la sede del INFA y del MIES.GERARDO MENOSCAL

Para Castillo, la localización en “una zona tan de vía rápida” dificulta habilitar accesos seguros o parqueos funcionales. Considera que la expansión vial, enfocada históricamente en el vehículo, a menudo aísla edificaciones preexistentes, volviéndolas funcionalmente obsoletas. “¿Quién va a ir ahí?”, cuestiona el arquitecto sobre su potencial atractivo actual.

Edificio del Conservatorio aún espera solución

edificio Conservatorio Antonio Neumane may 25 GM
Las fallas arquitectónicas del Conservatorio Antonio Neumane dejaron sin clases a niños y jóvenes.GERARDO MENOSCAL

El tercer caso es el del Conservatorio Antonio Neumane, una situación que se prolonga en el tiempo. Su antiguo edificio fue declarado no apto para repotenciación en 2017, iniciando una espera de siete años por una solución definitiva que aún no llega. Esta situación había generado frustración y protestas de la comunidad educativa, agrupada en colectivos como “Rescatemos al Neumane”, quienes exigíen instalaciones adecuadas. 

Actualmente, los estudiantes reciben clases en espacios prestados, como aulas del Colegio Vicente Rocafuerte, condiciones que no cumplen los requisitos acústicos y espaciales necesarios, comprometiendo la calidad de su formación musical especializada. Si bien el Ministerio de Educación ha confirmado la planificación de un nuevo proyecto con un presupuesto de $11.62 millones, la falta de fechas concretas de inicio mantiene la incertidumbre y el malestar entre los afectados.

Edificios abandonados podrían ser espacios de vivienda o de cultura

El arquitecto Brick Reyes, catedrático universitario, atribuye a menudo el abandono de estos inmuebles estatales a “expropiaciones judiciales” o a “cambios de gobernantes” que dejan las estructuras sin un uso planificado claro. Señala que a veces son “estrictamente decisiones políticas” las que dejan estos bienes fuera de la infraestructura gubernamental activa. 

Ambos expertos coinciden en que el alto costo de rehabilitación, especialmente si existen problemas estructurales, es un factor disuasorio clave. Castillo destaca que la alta inversión requerida para repararlos es un gran obstáculo, afirmando que ponerlos en marcha requiere “sus buenos dólares”, lo que los vuelve poco atractivos tanto para el sector público como para el privado.

No obstante, Reyes enfatiza que, más allá de los costos, existen múltiples estrategias para abordar esta problemática antes de considerar la demolición. Detalla que “pueden ser rehabilitados o renovados y adaptados para nuevos usos” como viviendas, oficinas, equipamientos culturales o educativos. 

Propone también convertirlos en espacios públicos, centros comunitarios, o darles usos temporales para revitalizar las zonas, destacando la importancia de involucrar a la comunidad en la definición de su futuro. La opción de vivienda es vista como potente, y Castillo sugiere que aprovechar la verticalidad de edificios como el Macro podría contribuir a la necesaria “densificación urbana”.

Admite que la falta de cultura de convivencia en propiedad vertical es un obstáculo en Ecuador, pero cree que rehabilitar edificios para vivienda podría ayudar a repoblar zonas estratégicas como el centro, como EXPRESO ya ha retratado en varias ediciones anteriores.

EXPRESO también solicitó una entrevista con Inmobiliar, para conocer los planes del Gobierno para estas estructuras, pero no hubo una respuesta.

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La inacción, mientras tanto, tiene consecuencias negativas tangibles. Reyes advierte que no intervenirlos los convierte en “una afrenta para la imagen urbana y un tiro social para la comunidad” por el descuido, el deterioro progresivo y su posible aprovechamiento como guaridas o para actividades ilícitas, un problema que escala más allá de lo estético. 

Castillo lamenta el deterioro visible del Macro: “Se ha dejado venir a menos. Deben ser rehabilitados definitivamente, no deberían continuar en desuso”. Abordar esta situación requiere, según él, “creatividad, colaboración y planificación sostenible”, sentencia Reyes, para transformar estos pasivos urbanos en activos de vida para Guayaquil. 

La pregunta pendiente es cuándo se tomarán las decisiones administrativas y políticas necesarias para que estas estructuras dejen de ser meros fantasmas en el tejido de la ciudad.

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