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Los menores en el IPAC reciben enseñanzas sobre el civismoJUAN FAUSTOS SANDOVAL

Civismo y ética, prácticas que buscan ser rescatadas del olvido

De ellas poco o nada se habla hoy en día. Hasta hace dos décadas eran parte de la malla curricular de las entidades educativas del país

Ciudadanos respetuosos. Amantes de lo propio. De su cultura, tradiciones, con un alto sentido de patriotismo y amparados en las prácticas que permitan llamarse hombres correctos, intachables e incorruptibles, son los fines que persigue la instrucción del civismo y la ética en las cátedras académicas y por qué no, también en las conversaciones familiares.

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El desuso en el que han caído estas dos palabras, que parecen insignificantes, hasta intrascendentes, son las que dejan entrever el descenso vertiginoso que enfrenta la sociedad actual, principalmente los jóvenes modernos. Mónica Ruiz, docente y catedrática de estas asignaturas de una unidad educativa particular situada en el norte de Quito, así lo sostiene. Es que para ella esto se respira cada día más, desde espacios y acciones próximas como las paradas de buses, al cruzar la calle hasta esferas superiores donde la ética es pisoteada por el arrollador dinero.

“Los muchachos hoy en día desconocen que el civismo no es más que una buena práctica del ciudadano generada a partir del cumplimiento de normas o acuerdos a los que se llega para vivir en armonía y respeto”, añade.

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Los niños posan con sus dibujosJUAN FAUSTOS SANDOVAL

Desde ceder el asiento, respetar la fila para acceder a algún sitio, o las mismas señales de tránsito, no botar basura en la calle son referentes básicos que plantea Ruiz, que ya hoy en día ni siquiera se mencionan.

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Pero la ética es otro vacío del que la sociedad actual adolece. Unos alegan que es por la ausencia en los pénsums educativos, por la falta de rigurosidad con que se imparte en otros, el desinterés de los estudiantes, pero la docente asegura que este valor, así como el anterior, deben provenir, principalmente desde la célula social: la familia.

Segundo Heredia, profesor de un colegio fiscal del sur de la urbe, asegura que la falta de ética ha orillado a los mismos adolescentes a creer que con el dinero todo es posible comprar, incluso conciencias, asevera el licenciado.

“Los padres son los llamados a impartir buenos principios y valores desde la casa. En las entidades educativas lo que hacemos es reforzarlos. Lo que sí es una falla es que estas asignaturas se hayan omitido para darles prioridad a otras que son importantes, pero no tan necesarias en la formación personal como esta. Se debe rever”, piensa.

La conclusión final se enmarca en la exposición urgente de los niños, adolescentes y jóvenes al conocimiento y aplicación de la ética y el civismo, siempre y cuando la finalidad sea forjar una sociedad empática, donde la corrupción sea desterrada.