Quito. Personas participan de uno de los recorridos por dos cementerios.
Quito. Personas participan de uno de los recorridos por dos cementerios.Esteban Mancero

Cementerios, filón del turismo en noviembre

Los rituales por el Día de los Muertos implican una gran riqueza cultural. Existen iniciativas para promoverlos como atractivos

México esperaba para este feriado del Día de Muertos a 410.000 turistas. En Ecuador, el movimiento turístico de noviembre casi siempre se relaciona con los viajes a la playa o la visita a la parte urbana de Cuenca, que festeja su independencia.

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Deja de lado la riqueza cultural alrededor del Día de los Muertos. “Creemos firmemente en que sí existe un potencial turístico en la cultura funeraria de nuestro país, el punto aquí es mostrarlo de la mejor manera, innovando y sin caer en algo que tergiverse el verdadero sentido de la vida y la muerte”, asegura Jerson Ortega, uno de los voceros de Quito Post Mortem (QPM), una operadora que desde 2016 organiza recorridos turísticos con visitas a los cementerios de San Diego y El Tejar.

“En principio está ideado para el mercado nacional y local, sin embargo hemos tenido recorridos para público extranjero”, agrega Ortega, de QPM, que nació como un colectivo, creado por alumnos de la Universidad Central, liderados por Alexandra Ortega.

Los cementerios del país concentran en los primeros días de noviembre a miles de personas. Muchos solo por visitar a sus parientes muertos, sin embargo, en algunos puntos, se evidencian ciertas costumbres, como el adorno de las tumbas, llevarle comida al muerto o para compartir juntos a familiares, con el pan de los finados y la colada morada.

La ofrenda es un rito para ofrecer a los difuntos los alimentos que le gustaban. “Le llevan el mote cara, que es el mote ocioso, hecho de maíz sin haber puesto ceniza, ese es el que le gusta a los espíritus, también el maíz tostado y otros alimentos que se preparan”, recoge un documento acerca de las tradiciones en el Ecuador, preparado por la Flacso, relacionado con las tradiciones del Día de los Difuntos en siete países andinos.

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En la región Costa, en especial en el sector de Guayas y Santa Elena, hay un grupo de profesionales que están trabajando en promover el turismo cultural, como una opción para quienes llegan a las playas, así lo asegura Lender Torres Prado, vinculada con el turismo religioso.

Ella agrega que a nivel nacional, cada pueblo, cada ciudad tiene sus tradiciones alrededor del Día de los Difuntos. En el caso de Guayaquil, Lender Torres es la creadora de las rutas del Amor Eterno y de la Eternidad, con un inventario del patrimonio poético, sonoro y escultórico que es posible encontrar en las miles de tumbas del Cementerio Patrimonial.

En el caso de la península de Santa Elena, solo en la parroquia Manglaralto, existe el registro de 1.600 familias distribuidas en 18 comunas, que aún colocan las mesas de muertos, una especie de ofrenda para sus parientes fallecidos, que luego comparten entre todos y que representa una tradición antigua.

Esta cifra fue obtenida en una investigación de campo hecha por estudiantes de la Universidad de Santa Elena. “Sabemos que esa cifra es mayor, porque la recogimos en noviembre del año pasado, en una época afectada aún por la pandemia y con la economía de las familias en crisis aún”, dice Efrén Mendoza, uno de los catedráticos que comandó esta investigación.

Tal como la Feria de Finados en Shuyurco (Ambato), se volvió una tradición, con reconocimiento internacional, en Cadeate (Santa Elena) se organiza la feria del pan de muertos, mientras que en Palmar, el festival de la natilla, y en Julio Moreno, el de la ciruela. Todos en los días de muertos.