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Kendry Páez, el joven de 16 años que juega en Independiente del Valle y representa a la selección de Ecuador.archivo

Pateando Tachos: Kendry Páez, un talento precoz

Opinión | Con el control se deshace del hombre que lo viene a presionar. Vale por lo que es capaz de dar y contagiar

Todos los equipos necesitan un mediocampista para enlazar por dentro, tener más elaboración del juego y no tanto ataque directo, creando una secuencia más larga.

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La posibilidad colectiva se da si no existe una brecha grande entre jugadores. Kendry Páez nunca está encasillado o acorralado por la raya lateral sin compañía. Es imprevisible con toque y decisión.

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Cada vez que agarra la pelota, los compañeros no le quedan lejos. Independiente del Valle cree en la verticalidad para avanzar, sin renunciar a los pases horizontales para mover y generar situaciones incómodas en el adversario.

Logra desdibujar, desarticular al oponente generándole desconcierto en su circuito de quite. El cuadro rayado no hace un exagerado despliegue, la cancha le quedaría muy larga. Trata de recuperar en campo rival, le ahorra el trabajo de elaborar juego.

La continuidad física y los esfuerzos son menores. Kendry Páez intrépido y lúcido prevalece en ofensiva y se involucra si no tiene la pelota. Posee mucho de algo y es el concepto de cómo jugar.

No está reducido solo a una maniobra individual, sino a una combinación. Con el control se deshace del hombre que lo viene a presionar. Vale por lo que es capaz de dar y contagiar.

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Fuerte y escurridizo. Decidido a modificar el resultado del partido. Capaz de autogenerarse situaciones de gol, sin quedar pensando quién puede asistirlo.

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Estudia la pelota para pegarle en el punto preciso en el remate, midiendo la curva para no quedarse corto, tampoco para excederse en el tiro. Está donde el fútbol pone a prueba: el ritmo, claridad para el toque y la determinación ante el arco.

Los hábiles no están en las estadísticas determinantes de los partidos. En el fútbol lo importante no es saber lo que uno tiene, sino lo que uno vale. La vida del jugador está compuesta de oportunidades. Las que el futbolista toma, las que deja pasar y las que crea.

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