
Pacho inspira mural en Quinindé previo a cuartos de final del Mundial de Clubes
El tricolor será titular este sábado 5 de julio en el PSG que busca llegar a semifinales del Mundial de Clubes ante el Bayern
En la escalinata del barrio Loma 2, en Quinindé, la segunda ciudad más poblada de la provincia de Esmeraldas, una pared de concreto que antes pasaba desapercibida se ha convertido ahora en santuario. En ella, con colores intensos, pinceladas precisas y orgullo a borbotones, se inmortaliza a un hijo de esa tierra: Willian Pacho, defensor del París Saint-Germain (PSG), primer ecuatoriano en levantar una Champions League y que este sábado 5 de julio buscará agigantar su leyenda metiéndose a las semifinales del Mundial de Clubes ante el Bayern Munich.
La obra es creación del artista plástico Robert Santos, quinindeño de alma y oficio. Lleva ya más de quince días trepado en andamios, bajo el sol inclemente, protegiendo su mural de lluvias repentinas, mezclando amarillos, blancos y azules, todo con la ilusión de quien pinta no solo es un rostro, sino un legado. “Esto es más que pintura”, dice. “Es historia. Es un mensaje para cada niño que sueña con llegar lejos desde esta tierra humilde. Si Pacho pudo, ellos también pueden”, aclara Santos mientras observa su obra de arte.
Y es que cuando Pacho salte a la cancha en el partido de cuartos de final del Mundial de Clubes no lo hará solo, todo Quinindé y Ecuador lo hará con él. El sueño de verlo en una hipotética final, y por qué no campeón, ilusiona a todos.
De Quinindé a la conquista de Europa. 🏆🇪🇨
— Mundial de Clubes FIFA 🏆 (@fifaworldcup_es) May 31, 2025
Willian Joel Pacho Tenorio. 👏 pic.twitter.com/4e6RXbZwEg
El mural en tres actos
La narrativa de la obra tiene un significado: A la derecha, Pacho sereno, contemplativo, con la mirada perdida en el horizonte, apunta sin palabras hacia un objetivo invisible. Ya en el centro, está con la camiseta del PSG, la medalla al cuello y la Copa de la Champions en alto, junto a la bandera de Ecuador ondeando a sus espaldas. Finalmente, del otro lado, está el Pacho más combativo, el de Bélgica, el que se forjó en los campos fríos y duros del fútbol europeo. Y es que el mural, como explica Santos, no solo ilustra su triunfo, sino su viaje: “Se empieza soñando, se lucha, se llega. Y luego se celebra”, reflexiona el artista plástico.
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Actualmente la pintura lleva ya el 60% de avance. Ha requerido siete galones de pintura acrílica, litros de resina protectora, y más que nada, la fe del artista en su ídolo. El mural no es solo suyo: cada brochazo tiene algo de la comunidad. Hoy niños lo miran fascinados, vecinos lo cuidan del polvo, madres lo contemplan en silencio, imaginando que un día será su hijo quien esté en esa pared.
Pacho no es la única figura que retrata Santos; otros diez deportistas quinindeños que se han destacado en el ámbito nacional e internacional como Nilson Angulo Ramírez, mediocampista del Royal Sporting Club Anderlecht de Bélgica, estarán en el mural final.
Por el Mundial de Clubes

Quinindé, la tierra que vio nacer a Pacho ya no quiere solo celebrar la Champions, sino que ahora se ilusiona con algo más grande: ver al hijo de esta tierra levantar el Mundial de Clubes. En la previa del duelo de cuartos de final ante el Bayern Múnich, la ciudad y el barrio de Willian el aire olía a esperanza. Hay apuestas en las tiendas, niños que juegan con camisetas del PSG mientras gritan: “¡Pacho va a ganar otra copa!”.
“Nos representa a todos. Nos recuerda que lo imposible se puede lograr desde un rincón olvidado”, dice con orgullo una vecina del barrio El Blanquito, donde creció Pacho.
Un legado que inspira
La pared en la que se pinta el mural no solo aparecerá el deportista. También estarán otros jóvenes deportistas de la localidad. “Esto es el inicio”, cuenta Santos. “Quiero que esta pared se convierta en galería. Que quienes pasen por aquí vean que en Quinindé hay talento, hay lucha y hay historias por contar”.
El mural estará terminado en unos diez días. Cuando eso ocurra, no solo será una pared con colores, será una herencia emocional. Una declaración de orgullo. Un símbolo para un pueblo que apuesta por su hijo pródigo, el mismo que salió descalzo de estas calles y que ahora brilla en los estadios más grandes del mundo.
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