Silvia Ortiz Juegos Olímpicos
Silvia Ortiz consiguió la marca para París en la Maratón de Valencia, el 3 de diciembre pasado, tras hacer 2 horas, 24 minutos y 50 segundos,Franklin Jacome / Expreso

Juegos Olímpicos: Silvia Ortiz, de lavar ropa y trabajar en el mercado, a París

La ecuatoriana ya clasificada cuenta su historia de vida y las dos motivaciones más grandes para conseguirlo: su madre y su hija

La atleta ecuatoriana Silvia Ortiz se convirtió el año pasado en la decimotercera deportista ecuatoriana en clasificar a los Juegos Olímpicos París 2024. A sus 31 años, será su primera experiencia en la cita máxima, pero revela que el mérito, más allá de ser suyo, tiene dos motivaciones especiales: su madre Ana Morocho y su hija Valentina.

Como madre soltera, Silvia se quedó sin el apoyo de su pareja desde hace ya algún tiempo, por lo que encontró en su madre el apoyo necesario para criar a su niña, estudiar, graduarse en la universidad, y perseguir el sueño de clasificar a unos Olímpicos.

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“El camino ha sido duro, he tenido muchas dificultades y obstáculos, pero nunca me he dado por vencida. Mi mayor motivación es mi nena Valentina; es por ella que me levanto a diario para seguir luchando”, confiesa Ortiz en conversación con EXPRESO.

Y es que el trajinar no ha sido sencillo. Reconoce que fue un “golpe duro” quedarse sola criando a su hija, quien ahora tiene 10 años, no obstante la deportista encontró en esta circunstancia la motivación para avanzar.

Alcanzó el cupo olímpico en la maratón de Valencia, el 3 de diciembre pasado. Con un tiempo de 2 horas, 24 minutos y 50 segundos, Silvia bajó incluso en casi 2 minutos la marca de Rosalba Chacha (2:26:34), para imponer un nuevo récord nacional y marcar también el mejor tiempo de Sudamérica que estaba en manos de la colombiana Angie Rocío Orjuela.

Silvia-Ortiz-Segundo-Jami-Maratón-Valencia
Silvia Ortiz y Segundo Jami destacaron en la Maratón de Valencia. Aquí la tricolor obtuvo el cupo.CORTESÍA

Para la riobambeña, quien en 2017 obtuvo el título de licenciada en Educación Física de la Universidad Central, el criar a Valentina sin su padre fue como “una patadita de aliento”, pues dice que Dios le puso a personas que supieron confiar en ella, como su mamá y su entrenador, Edison Lasso.

El amor por el atletismo en Silvia no empezó solo a temprana edad en las pistas o calles, sino desde los 6 años cuando trabajaba doña Ana (56 años), lavando ropa o vendiendo en el mercado. Eso, recalca, la hizo una mujer luchadora y perseverante.

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Ortiz recuerda una de las frases que su madre le decía cuando la veía deprimida. “Yo con cuatro hijos (tres mujeres y un varón) salí adelante sola y tú con una te vas a echar a morir; hijita, sacúdete y cumple tu sueño... de la guagua no te preocupes”, contó.

Fueron esas palabras las que la hicieron fuerte a la riobambeña, residente en Quito desde los 12 años, porque su progenitora pasó a ser su amiga, confidente y motivadora. “Hemos sido las tres para todo”, aseguró.

Aprendió a correr en la academia de la reconocida exatleta nacional Yolanda Quimbita. Ya a nivel profesional, luego de graduarse de la universidad, empezó a trabajar de licenciada en Educación Física hasta inicios de la pandemia de la COVID-2019, cuando conjuntamente con el profesor Lasso decidieron que deje de ejercer su profesión para dedicarse a perseguir el sueño olímpico. Entonces nació la interrogante: ¿cómo voy a mantener a mi hija? La respuesta la encontró en su madre.

Silvia Ortiz Juegos Olímpicos
Tras su clasificación a los Juegos Olímpicos, la empresa privada empezó a trabajar de la mano de la fondista riobambeña.Franklin Jacome / Expreso

“Ella me dijo: tranquila hija, puedes ayudarme en mi negocio (de comida rápida) y así en las tardes paso con ella y mi hija”, contó Silvia, quien además cuenta con el respaldo de la empresa privada.

Hoy la pequeña Valentina ha tenido que madurar rápido para apoyar a su mamá. Cuando la atleta viaja a competencias o campamentos de entrenamiento, la pequeña se queda con su abuelita. “Cuando estaba en España me dijo: mami corra bien y cumpla su sueño”, dice Ortiz, mientras los ojos se le llenan de lágrimas al hablar del gesto de la pequeña estudiante de la Academia Aeronáutica Mayor Pedro Traversari.

Del papá de la bebé, Silvia no habla; cree que “es responsabilidad de cada uno hacerse cargo de los hijos”. Silvia prefiere iniciar su preparación para los Olímpicos, a los que espera llevar a Valentina. El objetivo es terminar entre las 20 primeras del mundo en la maratón.

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