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Erwin Ramírez (c) ahora se dedica a entrenar porteros en Quevedo.Archivo / EXPRESO

Erwin Ramírez: “Cuando me encontré en la calle pidiendo plata dije basta”

Pasó por los clubes más grandes del país, pero Las drogas lo condenaron. Le cuenta su historia a EXPRESO.

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Erwin Ramírez tiene todos los elementos para realizar una película o una serie. Fue mundialista cuando tenía 16 años en Canadá 1987, luego pasó a la Tricolor de mayores, en la que fue el más ‘pelado’. Cuando estaba en la cima, el mundo de las drogas se le cruzó en su camino. Nunca olvidará cuando el exjugador Byron Tenorio hizo las gestiones para llevarlo a un centro de rehabilitación. En 1998 lo perdió todo, pero regresó al fútbol con el buzo del Macará y luego en el 2003 fue campeón con Liga de Quito. Ahora ha emprendido una escuela de arqueros en Quevedo, donde la meta cercana es darle al país un golero. A sus 48 años habla con EXPRESO sin tapujos.

- ¿Cómo está Erwin Ramírez?

-Bien, gracias a Dios estoy tranquilo en mi Quevedo. De aquí salí a los 16 años al Green Cross de Manta y he vuelto cuando me retiraba de las canchas.

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- Una carrera larga en el fútbol.

- Debuté a los 16 años en Primera Categoría, en el Deportivo Quevedo contra El Nacional. Claro que en el inicio me golearon 5-2, eran unas fieras que hicieron su domingo conmigo. Recuerdo todavía esos goles: Fiera Baldeón, Ermen Benítez, Pazmiño y otros cracks.

- ¿En qué momento lo vio Dusan Draskovic?

- Venía de estar en la primera selección que había clasificado a un Mundial de Fútbol, ese fue el comienzo, estuve en todas las sub. Hasta que llegó Dusan y pidió que como portero juvenil pase a ser el tercer arquero de la Tri. Pero pasaron cosas raras, Víctor Mendoza era el titular y se lesionó. Me tocó pelear el puesto con Carlos Enríquez, luego terminé siendo el principal. El profesor Dusan confió en mí. Todos creían en lo que podía hacer, como Aguinaga y Carlos Muñoz. Claro que pagué como novato con el gol de Anthony de Ávila. Fue en la Copa América de 1991, tenía 19 años.

- ¿Qué tal decirle a la familia que estuvo en los grandes equipos de Ecuador?

- Es un buen detalle, la gente siempre me pregunta cómo la pasé en esos equipos. Pocos han estado en Emelec, Barcelona en Copa Libertadores, Liga de Quito. Lo mejor que deja el fútbol son las amistades. Jugué en muchos elencos y nunca olvidaré mi paso por los dos equipos de Manta y los de Ambato. Mi trayectoria fue muy buena.

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- Unos años durísimos que le costaron lágrimas por andar en malos caminos. ¿De eso qué queda?

- Fue horrible. Ahora lo puedo decir de manera tranquila, pero esa fue una etapa de mi vida preocupante. Caí en un mundo de alcohol y drogas, estaba equivocado. Tengo 22 años sin consumir y estoy limpio. Ahora soy un ejemplo de que pude salir de ese infierno. Cualquiera no puede hacerlo. Tuve mucha voluntad. Veo el pasado y digo: “Gracias, Dios, por sacarme de eso y hacerme una persona de bien”.

- Todos están cuando las cosas funcionan bien, ¿pero quién le dio la mano para salir de ese mundo?

- Hay una persona a la que le debo mucho, un compañero del fútbol y la vida que me dio la mano. Hablo de Byron Tenorio, un crack que ahora vive en Estados Unidos. Él junto a Dragan Miranovick, Rodrigo Paz y Jorge Manzano me ayudaron. Byron Tenorio hizo las gestiones y luego el resto fue mío. No tenía dinero para ingresar a un centro de rehabilitación, pero ellos me auxiliaron. Ahora mi familia está tranquila porque sabe que superé esas adicciones.

- ¿En qué momento dijo “Basta de esto, que no es para mí”?

- Cuando me encontré en las calles pidiendo plata, ahí dije basta. Pedía dinero a los desconocidos. Además tenía la rodilla hecha pedazos. Fue cuando me lesioné en Espoli en 1998 y estuve a punto de perder esa parte de mi cuerpo.

- Después de estar en ese mundo y haber salido victorioso, ¿qué les puede decir a los chicos para que no se desvíen?

- A veces la mente funciona para cosas malas y por eso es importante estar siempre ocupado para no tener ningún pensamiento erróneo. Los niños y jóvenes saben que el fútbol puede ser una profesión rentable, pero sobre todo les digo que sean personas de bien. Nunca deben andar en malos pasos.

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- ¿Ahora está con una escuela de arqueros?

- Esa es mi meta, sacar buenos arqueros de este sector, esto es una mina de jugadores. Por ahora estoy solo en el proyecto. Acuérdense de lo que les digo: de aquí saldrán guardametas para las selecciones. Les enseñaré los trucos para que les vaya bien.

- ¿Y su hijo también es arquero?

- Tengo cinco retoños. El mayor es carrilero por derecha y juega en el Venecia de Babahoyo. Espero que el próximo año salte a un equipo de Primera.

- ¿Y con la discoteca qué pasó?

- La Niche Salsoteca todavía está, esperamos que pase lo de la pandemia para volver a trabajar. Además tengo a Niche Espectáculos, que me sirve para eventos artísticos. La idea es ganarse la vida, pero esto del coronavirus nos ha dejado mal a todos, hay que tener mucha fe para salir adelante.