Cirugía
La paciente permaneció despierta durante la operación para calibrar con precisión la estimulación cerebral.Imagen ilustrativa de Canva

Así fue la primera cirugía cerebral a una paciente con depresión en Colombia

Cirugía pionera en Colombia usa estimulación cerebral para tratar depresión resistente con resultados prometedores

El Hospital Internacional de Colombia realizó la primera cirugía de estimulación cerebral profunda del país para tratar la depresión resistente, marcando un hito en la neurocirugía funcional latinoamericana. La intervención, realizada con la paciente despierta, consistió en implantar cuatro electrodos en su cerebro, conectados a un neuroestimulador subcutáneo que emite impulsos eléctricos para regular el estado de ánimo. A meses del procedimiento, la paciente muestra mejoras en su calidad de vida, ofreciendo esperanza a quienes enfrentan trastornos mentales severos.

En un avance sin precedentes para la medicina colombiana, el Hospital Internacional de Colombia (HIC) en Bucaramanga, llevó a cabo el pasado 9 de abril la primera cirugía de estimulación cerebral profunda para tratar la depresión resistente en el país sudamericano. La paciente, una mujer originaria de Garagoa, Boyacá, ha abierto un nuevo capítulo en la lucha contra los trastornos mentales severos, ofreciendo una alternativa esperanzadora para quienes no han encontrado alivio en tratamientos convencionales.

Cómo fue y qué procedimiento se llevó

La intervención, liderada por el neurocirujano William Omar Contreras, marcó un hito al emplear una técnica avanzada que consistió en la implantación de cuatro electrodos en áreas específicas del cerebro, conectados a un neuroestimulador subcutáneo ubicado en el pecho. Este dispositivo, similar a un marcapasos, emite impulsos eléctricos continuos que regulan las redes neuronales asociadas con el estado de ánimo, un enfoque diseñado para casos de depresión severa que no responden a medicamentos, psicoterapia u otras terapias.

El procedimiento, que duró aproximadamente seis horas, se realizó con la paciente despierta, una práctica que permitió al equipo médico calibrar los impulsos eléctricos en tiempo real, asegurando una precisión milimétrica en la estimulación de las zonas cerebrales afectadas. Este enfoque, respaldado por estudios de imágenes cerebrales personalizadas, representa un avance significativo en la neurocirugía funcional, al adaptar la intervención a las necesidades específicas de la paciente.

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La paciente, diagnosticada con un trastorno mixto de ansiedad y depresión desde temprana edad, había enfrentado una década de lucha contra síntomas debilitantes que limitaban su capacidad para llevar una vida plena. A pesar de haber explorado múltiples tratamientos, incluyendo antidepresivos, terapias psicológicas y enfoques alternativos, su condición no mostraba mejoría significativa. Una recaída severa a finales de 2024 la llevó a un punto crítico, donde las actividades cotidianas se volvieron inalcanzables para ella.

La cirugía, propuesta como última opción tras una exhaustiva evaluación por un equipo multidisciplinario de neurólogos, psiquiatras, neuropsicólogos y electrofisiólogos, buscaba no solo aliviar los síntomas de la depresión, sino también abordar la ansiedad y las obsesiones que acompañaban su diagnóstico. La decisión de implantar cuatro electrodos, en lugar de los dos utilizados habitualmente en procedimientos de DBS, permitió un abordaje más completo de los circuitos cerebrales involucrados.

Resultados prometedores y un nuevo comienzo

A meses de la intervención, la paciente ha reportado mejoras significativas en su calidad de vida. Actividades que antes parecían imposibles, como disfrutar de un paseo, retomar intereses personales o planificar proyectos a futuro, han comenzado a formar parte de su día a día. Aunque los especialistas advierten que los efectos completos de la estimulación cerebral profunda pueden tardar hasta dos años en manifestarse plenamente, los avances observados son un motivo de optimismo tanto para la paciente como para el equipo médico.

El neuroestimulador implantado es recargable de manera inalámbrica, lo que permite a la paciente gestionar el dispositivo desde casa cada tres días, garantizando una vida útil de hasta 25 años. Este avance tecnológico no solo asegura la continuidad del tratamiento, sino que también minimiza la necesidad de intervenciones adicionales.

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El Hospital Internacional de Colombia y su equipo médico celebran este avance como un primer paso hacia un futuro donde la ciencia y la compasión se unan para transformar vidas. La cirugía realizada no solo representa un logro para Colombia, sino que también posicionarlo como un referente en la neurocirugía funcional en América Latina.

El equipo médico enfatiza que este procedimiento no es una cura definitiva, sino una estrategia complementaria que busca reducir la intensidad y frecuencia de los síntomas, permitiendo a los pacientes recuperar funcionalidad y bienestar. El caso de esta joven destaca la importancia de la innovación médica y la colaboración interdisciplinaria para abordar los desafíos de la salud mental.

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