
Los memes como discurso político: cuando el humor digital redefine el poder
Experto analiza cómo el meme ha revolucionado la comunicación política en Ecuador
En Ecuador, la política ya no solo se discute en plazas o debates televisivos, sino también en memes que circulan con velocidad viral en redes como X, Instagram o TikTok. Según Fernando Checa García, experto en redes sociales y docente de la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR), “la popularización del uso de memes ha roto las barreras al convertir complejas comunicaciones políticas en formatos visuales breves, humorísticos y fácilmente compartibles”. Esta transformación ha hecho de la sátira digital una herramienta tanto de crítica como de participación ciudadana, permitiendo que cualquier usuario, desde su celular, tenga voz en el debate público.
El impacto del humor político es profundo: modifica la relación con el poder, cuestiona la solemnidad de los líderes y, en muchos casos, los expone al juicio inmediato de la viralización. “Los líderes políticos ya no solo son juzgados por sus propuestas o decisiones, sino también por su capacidad de convertirse en objeto de burla o viralización”, señala Checa. Esta vigilancia constante en tiempo real convierte cada error o gesto político en materia prima para el ingenio popular, generando un entorno donde la ciudadanía se siente menos intimidada y más empoderada para opinar.
Los jóvenes prefieren el meme que una editorial
Desde Guayaquil, muchos jóvenes han adoptado esta nueva forma de expresión política con naturalidad. Javier V., un internauta de 22 años, afirma: “A veces no tengo tiempo para ver las noticias, pero con los memes ya me entero de lo que está pasando. Algunos son tan acertados que resumen mejor que un editorial”. Para él, los memes no solo informan, sino que canalizan frustraciones, denuncian abusos y evidencian lo absurdo del escenario político nacional. “Cuando un político hace el ridículo, el meme lo vuelve inolvidable”, comenta entre risas.
Sin embargo, no todo es positivo. Checa advierte que “los memes políticos pueden funcionar como vehículo de desinformación, ya que su formato simple y emocional favorece la difusión de contenidos fuera de contexto, tergiversaciones o ataques personales disfrazados de humor”. En un país con alta polarización, esto puede reforzar los prejuicios y debilitar la convivencia democrática. La clave, según el especialista, es que los ciudadanos aprendan a consumir este contenido con pensamiento crítico y que los partidos políticos lo integren de forma responsable en su estrategia comunicativa.
El meme como un nuevo idioma político
Así, los memes ya no son solo entretenimiento: se han convertido en un nuevo idioma político. Una lengua informal, popular y ágil, capaz de marcar agenda, evidenciar injusticias o banalizar debates. En manos responsables, puede democratizar la información; pero sin filtros ni criterio, también puede desinformar y dividir. En este campo de batalla digital, el humor se ha vuelto una forma seria de hacer política. ¿Estamos listos para ello?
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