
¿Juguetes conectados? sí, pero con responsabilidad
El intercambio de datos es un riesgo con las apps que usan estos artefactos
Conectados a internet, con cámara, micrófono y aplicaciones propias. Los juguetes conectados están de moda, pero antes de poner uno en manos de un niño hay que tener en cuenta varias consideraciones de seguridad para que no representen un potencial peligro. Según la Agencia Española de Protección de Datos, estos juguetes realizan una conexión a internet para intercambiar información con fuentes externas y suelen requerir la instalación de una app en un dispositivo móvil.
El juguete puede recopilar información del menor, imágenes y sonidos que envía a la app y de ahí a la red, es procesada y el resultado vuelve al dispositivo, que puede, por ejemplo, responder a órdenes y preguntas.
Además, los hay que usan inteligencia artificial, con un software que les permite aprender a medida que tienen más datos del usuario para mejorar su experiencia. Los riesgos a los que hay que hacer frente son los mismos en ambos tipos de juguetes y derivan de la conexión a internet, ya sea de forma directa o por otros dispositivos, dice Cristina Gutiérrez, del Instituto Nacional de Ciberseguridad.
El mercado mundial de este tipo de juguetes va a experimentar un crecimiento porcentual de dos cifras para llegar hacia los 22.000 millones de dólares en 2027, según datos de la empresa de cibeseguridad Eset.