Ciencia y Tecnologia

Infodemia: ¿Qué han hecho las redes sociales ante la oleada de desinformación?

Algunas plataformas han implementado cambios en su funcionamiento debido a la una oleada de desinformación generada por la pandemia de COVID-19

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La desinformación en redes sociales viaja ha aumentado drásticamente durante la pandemia.pixabay

Además de la continua batalla frente a la pandemia de COVID-19, durante estos últimos seis meses nos hemos vistos sumergidos en la infodemia: una oleada masiva de desinformación, que viaja a la misma o mayor velocidad que el virus.

Se refiere a las cadenas de WhatsApp con supuestos remedios para la enfermedad, los audios que circulan por las redes sin que nadie consiga identificar quién o dónde se han grabado, los estados de Facebook que avisan que el coronavirus no existe y los videos con entrevistas a “médicos” que ponen en duda la utilidad de la distancia social y mascarillas.

Este tipo de contenido está especialmente diseñado para infundir miedo, incertidumbre y polarización, y toca los botones correctos para hacerse viral.

Periodistas y verificadores de todo el mundo hacen sus mejores esfuerzos por combatir la infodemia, y a esta batalla se han sumado diferentes empresas tecnológicas, tomando medidas contra la desinformación.

MEDIDAS TOMADAS

  • Whatsapp

La app de mensajería instantánea Whatsapp se vió obligada a limitar el número de veces que un mensaje podía reenviarse automáticamente a varios grupos. Sigue siendo posible reenviar mensajes a cuantas personas se quiera, pero a partir de cierto punto el usuario tendría que enviar el mensaje uno a uno, que lo convierte en más tedioso y es un límite al reenvío masivo de mensajes.

“Notamos un aumento significativo en la cantidad de reenvíos, que, según algunos usuarios, puede resultar apabullante y contribuir a la divulgación de información errónea. Consideramos que es importante ralentizar la divulgación de estos mensajes para que WhatsApp siga siendo un espacio para las conversaciones personales”, explicaba la app en su blog.

  • Facebook

Facebook, compañía propietaria de Whatsapp, actúa sobre los contenidos que los usuarios cuelgan públicamente en sus plataformas: a través de acuerdos de colaboración en cada país, equipos de fact-checkers independientes revisan la información calificada como dudosa y comprueban su veracidad.

Cuando uno de esos contenidos es calificado como falso, su visibilidad se limita y se avisa a los usuarios que lo comparten de que lo que están a punto de colgar en su perfil no es verdad.

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Mensajes como este se han viralizado durante la pandemia, cuando en realidad llevan años circulando en internet.internet

Twitter ha sido la última en sumarse. La red social, que a menudo es criticada por su incapacidad para atajar las campañas de acoso o evitar los mensajes de odio, está dando pasos contra la desinformación.

Publicó una ampliación de las normas por las que podía pedir a los usuarios que retirasen un contenido, incluyendo entre otras “contenido que niegue las recomendaciones de las autoridades sanitarias globales o locales para disminuir la probabilidad de que alguien se exponga al COVID-19” o “negación de datos científicos sobre el contagio durante el periodo de incubación o la guía de contagio de las autoridades sanitarias globales y locales”.

Dos meses después anunció una nueva medida, aún en pruebas: pedir a quien retuitee (comparta) un tuit con un enlace que lo abra primero si es que no lo ha hecho antes. El objetivo es “promover la discusión informada”.

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INTERVENCIÓN HUMANA

La solución al problema de la viralización de lo desinformativo es la educación de la ciudadanía en el manejo de información en redes tanto a niños y adultos, para detectar y no compartir información falsa, de acuerdo a Mariluz Congosto, investigadora de la Universidad Carlos III especializada en análisis de datos sociales en redes.

Hasta que esta posible solución sea una realidad, las entidades de fact-checking son las que comprueban la veracidad de estos contenidos y generan los desmentidos.

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La intervención de personas especializadas es importante porque los algoritmos (que también suelen detectar lenguaje ofensivo o contenido falso) no son capaces de analizar con precisión el contexto de un contenido para acertar el grado de veracidad que puede tener.

Un algoritmo se mueve por palabras clave o expresiones concretas, sin contexto. El resultado de esto es que puede calificar como falso, cierto contenido legítimo que use tales expresiones.

Esto pone en evidencia la principal debilidad de un sistema que trata de automatizar la detección de desinformación: si no es posible asegurar que un contenido legítimo no sea retirado de la plataforma, tampoco es posible estar seguros de que uno ilegítimo sí será correctamente detectado y eliminado. Sin la intervención humana, los algoritmos no son suficiente para frenar la infodemia.