Cementerios de CO2,
Imgen de l a planta para la captura de CO2 en Amager Bakke en Copenhague, Dinamarca, el 24 de junio de 2021. Ida Guldbaek Arentsen /efe

Cementerios de CO2: depósitos para el gas que atrapa y emite calor

El dióxido de carbono es protagonista de la crisis climática

Los avances en materia climática y sobre todo en el cumplimiento de los objetivos comprometidos por los países para frenar el calentamiento global y alcanzar la neutralidad energética, proyectan planes para un planeta que ya no puede esperar.

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Una de las medidas urgentes consiste en capturar, enterrar o almacenar el dióxido de carbono, (CO2), el gas que atrapa y emite el calor y que, aunque presente de forma natural en la atmósfera es, por culpa de la actividad humana, uno de los causantes de las emisiones de gases efecto invernadero, responsable final del catastrófico aumento de la temperatura de la Tierra.

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El dióxido de carbono, CO2 Protagonista de la crisis climática, el dióxido de carbono (CO2), es un gas incoloro, inodoro, compuesto de carbono y oxígeno y presente en la atmósfera en su ciclo natural.

Pero sus emisiones, derivadas de la actividad humana, debido, sobre todo, a la quema de combustibles fósiles (carbón, gas y petróleo), son ya elevadas y preocupantes.

El transporte, la industria y la electricidad son también fuentes de combustión y por tanto de concentración de CO2 en la atmósfera, que en los últimos años, a raíz de la Revolución Industrial, se han multiplicado y que de no remediarlo, vamos camino de superar los 1,5 ºC recomendados en el Acuerdo de París.

Sólo en el año 2019, la humanidad produjo 36.000 millones de toneladas de CO2, unos 98 millones de toneladas al día y las previsiones para 2024 apuntan una producción de 41.600 millones de toneladas, un récord que muestra que el mundo aún no ha llegado al pico de contaminación, según refleja el informe Global Carbon Budget publicado con motivo de la reciente Cumbre del Clima de Bakú (COP29).

La cuenta atrás ya ha comenzado por tanto para el planeta y la reducción de este gas en la atmósfera es urgente y crucial, sobre todo si el objetivo del mundo para 2050 es conseguir la neutralidad en carbono para evitar efectos catastróficos e irreparables en el clima, a los que ya asistimos.

Cementerios de CO2,
Fotografía de archivo de la contaminación en Ciudad de México (México). México es uno de los países con más emisiones de dióxido de carbono (CO2) en América Latina. Archivo -Sashenka Gutierrez /efe

Sin tiempo que perder, hay que restar CO2.

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¡Dejar de emitir ya!, es lo primero y más importante, dicen los expertos, pero ¿cómo nos deshacemos de lo ya emitido durante las últimas décadas?

Los científicos, que aconsejan la sustitución de los combustibles fósiles por fuentes de energía renovables, explican que deshacernos de lo acumulado en la atmósfera costaría siglos y no hay tiempo que perder, necesitamos restar CO2 de inmediato.

CAPTURAR, TRANSPORTAR Y ALMACENAR

Durante años hablar de intervenir en el ciclo del carbono o la retirada del mismo de la atmósfera, sonaba a película de ciencia ficción.

Sin embargo, en la actualidad los países trabajan desde hace tiempo, cada vez con más profusión y sin descanso, en costosos proyectos tecnológicos sobre lo que ya se denomina secuestro, captura o almacenamiento de CO2, una medida cara, sí, pero urgente para frenar el calentamiento global y llegar a tiempo para mitigar los efectos de la emergencia climática.

La captura y almacenamiento de carbono (CAC) o CCS (por sus siglas en inglés de “carbón captura and storage”), es una forma de mantener grandes cantidades de emisiones fuera de la atmósfera a corto plazo.

La técnica consiste en separar el CO2 emitido por la industria y la generación de energía en los procesos de combustión y después comprimirlo, aprisionarlo y transportarlo mediante profundos gasoductos a cementerios sellados a 1.000 o 2.000 metros por debajo del nivel del mar, o en las profundidades del subsuelo, donde pasará cientos de años, evitando que llegue a la atmósfera.

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