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Teresa Farah
Ocupa la presidencia de la Cruz Roja del Guayas.cortesía José gutierrez

Teresa Farah, una guerrera cruzrojista

La recién electa Vicepresidenta Nacional de la Cruz Roja Ecuatoriana abre las puertas de su corazón para hablar de su familia y el voluntariado.

Ya son 25 años desde que Teresa Farah de Aurea visitó por primera vez las oficinas de la Cruz Roja del Guayas en las calles Quito y Primero de Mayo. Ese día comenzaría su legado de altruismo en el país. A vísperas de culminar el año, la actual presidenta de esa institución y recientemente posesionada vicepresidenta nacional de la Cruz Roja Ecuatoriana, dio a SEMANA una cálida bienvenida en su hogar para platicar sobre los mayores retos del 2020 y la importancia que tiene la familia en su vida.

Pasión por servir

Cuando la invitaron por primera vez a la Cruz Roja, sintió realmente algo especial, afirma. Si bien la galería de guayaquileños que habían desempeñado el cargo como presidentes en la organización le hizo valorar la institución, también se cuestionó la falta de un rostro femenino, sin saber que ese iba a ser el suyo.

Desde que asumió la dirección hace cuatro años, continúa con la política de una presidencia de ‘puertas abiertas’ y asegura que así será siempre.

“No importa si es un conserje, un coordinador o un director; nadie necesita estar agendado para que yo lo atienda. Se saca espacio para ello”, asevera. Además, como inició su participación en la Cruz Roja como voluntaria, anima a personas de todas las edades a unirse a este u otros organismos para servir a los demás, porque “al ayudar a personas que no conoces y sin esperar un agradecimiento por parte de ellas, queda la inmensa satisfacción de que pudiste hacer algo maravilloso”.

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El primero de noviembre fue nombrada vicepresidenta nacional de la Cruz Roja Ecuatoriana.cortesía José gutierrez

“Me han tocado pruebas duras”

Durante su primer mandato, no todos los días han sido alegres. Teresa ha tenido también que afrontar difíciles retos de vida, pero de todos ellos ha logrado aprender, fortalecerse y sacar adelante a la institución. “Me estrené con un terremoto y al término de mi primer periodo vino la pandemia. Ya no sé qué más podría pasar después de esto”.

Reconoce que la presencia de la COVID-19 puso a prueba su capacidad de respuesta, pero también sus nervios, pues ha tenido que manejar estados de estrés que nunca antes había vivido. “A inicios de la cuarentena, conseguir una pinta de sangre era una lotería. Para hacer un examen, por una sola persona, había que trasladar una ambulancia de Guayaquil a Quito, todo con el fin de salvar una vida”.

Además, como en los primeros meses no existían protocolos para este tipo de emergencias, el aprendizaje era diario. “Los voluntarios estaban muy deseosos de estar en terreno, pero hubo limitaciones porque ellos no tenían seguro de COVID-19 y arriesgarlos hubiese sido una irresponsabilidad”, explica. Al pasar los meses, la Cruz Roja consiguió el seguro médico y desde entonces todo su equipo ha estado en primera fila apoyando a los poderes públicos, al trabajar con el área médica y ayudar a las personas vulnerables.

Aunque por ahora se centra en el presente y no piensa en el futuro, asegura que lo suyo es la ayuda social. Eso es lo que disfruta hacer y así seguirá siempre dentro o fuera de la Cruz Roja. “Fueron circunstancias duras que no quisiera que se repitan. Pienso que en algún momento todo pasará y podremos superarlo. Uno no sabe de lo que es capaz hasta cuando surge el problema y no le queda otra que actuar”.

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Teresa en su oficina en la Cruz Roja.cortesía José Gutierrez

En casa

Aparte de sus labores como cruzrojista, Teresa se describe como una persona hogareña que disfruta de estar junto a su familia. Sus tres hijos y dos nietos son quienes alegran sus días. Se siente feliz porque todos la apoyan en su trabajo, están orgullosos de ella y uno de sus hijos sigue sus pasos en el voluntariado. “Ellos son mi todo y lo saben”, dice con una amplia sonrisa.

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En su tiempo libre le gusta escuchar música de los años 70, como la de Camilo Sesto, Los Terrícolas y Los Iracundos. La cocina es otro de sus pasatiempos. Sus allegados le dicen la ‘reina del bistec’, en alusión a uno de sus platillos preferidos, el cual suele acompañar con papas fritas.

Además, como amante del arte, ella es quien se ha encargado de decorar su hogar por completo y todas las paredes lucen una gran diversidad de cuadros. “Mi objetivo es que mi casa sea como yo. Deseo que transmita paz y tranquilidad para que todos se sientan cómodos”, dice.

Las festividades

Celebró Navidad con su familia más cercana y en Año Nuevo también lo hará. Más que un regalo material, dice que para ella lo más importante es recibir una llamada o un mensaje de cariño.

“Los buenos deseos o decir ‘aquí estamos, te recordamos’ tienen un valor invaluable”.

Dato curioso

Cuida su apariencia y estilo clásico al vestir. No tiene marcas predilectas y escoge sus trajes basándose en su intuición y tipo de cuerpo.

Personal

  • Es empresaria, madre y esposa.
  • Ocupa la presidencia de la Cruz Roja del Guayas. En octubre del 2020 fue reelecta por cuatro años más.
  • El primero de noviembre fue nombrada vicepresidenta nacional de la Cruz Roja Ecuatoriana.
  • Este mes recibió un diploma por parte de la Comisión de Derechos Civiles y Humanos de Estados Unidos, por su trabajo en el manejo de la pandemia de COVID-19.