Peregrinación Schoenstatt 2025, una caminata por la Iglesia y el mundo
Miles de fieles se unen a la peregrinación de Schoenstatt, una tradición de conversión y unidad en torno a la Madre de Dios
La peregrinación de Schoenstatt cumple este año su edición número 46, consolidándose como una de las expresiones de fe más significativas de la Arquidiócesis de Guayaquil. La organización comienza desde octubre del año anterior, con un intenso trabajo logístico que involucra la coordinación con voluntarios, personal médico, cuerpos de bomberos, la ATM, la Policía Nacional y los municipios de Guayaquil, Samborondón y Daule.
Cada año se suman miles de fieles no solo del Puerto Principal, sino también de otras diócesis, recintos y ciudades cercanas, todos movidos por la devoción a la Mater, como se la conoce en el movimiento, o con su título completo, la Madre Tres Veces Admirable de Schoenstatt.
Este 2025, el lema “Con María, peregrinos de la esperanza” acompaña la jornada, en sintonía con el Año Jubilar convocado por el papa Francisco. Además, al haber sido este santuario designado como iglesia jubilar por el cardenal Luis Cabrera, los peregrinos podrán obtener indulgencias plenarias, haciendo de esta edición una ocasión aún más especial.
Tradición guayaquileña
El padre Eduardo Auza, además de ser parte del equipo organizador, es el coordinador diocesano del Movimiento Apostólico de Schoenstatt. Él recuerda que todo comenzó en 1978, cuando Guayaquil fue sede del Congreso Mariano Nacional. En ese entonces, el arzobispo era monseñor Bernardino Echeverría, quien propuso realizar una peregrinación a un santuario mariano como parte del congreso.
Varios schoenstattianos, incluidos sacerdotes del movimiento, colaboraron en la organización. La primera peregrinación se llevó a cabo en ese contexto, pero la experiencia dejó una huella profunda. Desde entonces nació la idea: “Si ya hicimos una, ¿por qué no continuarla?”
Así, en 1979, el Movimiento Apostólico de Schoenstatt asumió la organización, y desde entonces la peregrinación se ha fortalecido año tras año, tanto en número de fieles como en significado espiritual. “Creo que es la peregrinación mariana más importante de la Arquidiócesis, porque convoca a muchísimos fieles”, comenta el padre Eduardo.
La fecha de la peregrinación también se ha consolidado: se realiza el sábado anterior al Día de la Madre, en el mes de María, lo que ha contribuido a su institucionalización en la vida de los guayaquileños. De hecho, esta tradición no es exclusiva de Guayaquil: el santuario hermano en Quito y otros santuarios de Schoenstatt en distintos lugares del mundo también celebran peregrinaciones marianas en mayo.
Sin embargo, esta en particular tiene una connotación especial, pues siempre ha contado con la presencia del arzobispo, lo que resalta su importancia dentro de la vida eclesial de la ciudad.
Espíritu de conversión
La peregrinación mariana no es solo un acto devocional, sino una verdadera preparación espiritual. Para el padre Eduardo, este camino tiene una dimensión profundamente interior. “Uno se prepara también al ir a un lugar santo con el ánimo de conversión. Pienso que eso es muy importante: tener un espíritu de conversión y de reconciliación con Dios”, expresa.
Como es tradición, el día de la peregrinación se vive intensamente desde lo espiritual. Gracias a la participación de más de 30 sacerdotes, se brinda a los fieles la posibilidad de confesarse durante toda la jornada. “Eso es bonito, porque así todos los fieles del pueblo de Dios tienen esa oportunidad también de reconciliarse y recibir el sacramento”, añade el padre.
Este año, además, la peregrinación adquiere un significado especial al realizarse en un tiempo jubilar. Muchos acuden con el deseo de obtener la indulgencia plenaria, lo que requiere confesarse, participar activamente en la eucaristía, recibir la comunión y rezar por las intenciones del papa.
Testimonios del grupo organizador
Verónica Coello comenta que esta peregrinación siempre implica esfuerzo. “Es cansada, sí, pero después de caminar, llegar, participar en la misa y visitar el Santuario, sentimos el corazón lleno de alegría. Es un pequeño sacrificio que uno ofrece a Dios, a la Mater. Venimos cargados con nuestras preocupaciones, con los problemas del hogar, con lo que vivimos con nuestros hijos… y aquí se lo entregamos todo a Dios”, confiesa con emoción.
Patricia Roca, perteneciente a la rama de matrimonios recuerda, “un año decidimos llevar una cruz durante la peregrinación, como un sacrificio adicional. Nos la íbamos turnando entre todos. Lo hicimos porque, como grupo, estábamos atravesando momentos difíciles: enfermedades en algunas parejas, problemas con los hijos, situaciones personales. Entonces dijimos: ‘Vamos a hacer este esfuerzo extra, cargando la cruz de Cristo entre todos, como signo de unidad y ofrenda’. Fue una experiencia muy significativa”.
Para Margarita Pérez de Castelblanco y su esposo José Ignacio, la peregrinación es parte de la historia familiar. “Nuestra hija mayor ya tiene 25 años y la menor 19. Para nosotros es muy importante rescatar las tradiciones familiares, que se viven de muchas formas y a través de distintas experiencias. En nuestro caso, la peregrinación de mayo se ha convertido en una de esas tradiciones. Aunque a veces nos quejamos porque hay que madrugar y levantarse muy temprano, al final es uno de esos momentos especiales que van marcando la historia de nuestra familia”.
Gabriel Avilés es padre de seis hijos; “Lo que más me ha llamado la atención en las últimas peregrinaciones es la alegría y emoción con la que llegan los peregrinos, sin importar de qué parroquia vengan. A veces me toca recibirlos, y es impactante ver personas que llegan llorando, cantando, saltando de felicidad. Hay adultos mayores que suben con esfuerzo la última parte de la lomita, pero en sus rostros se ve satisfacción, emoción… una felicidad que contagia”.
¿Quién presidirá este año?
Esta peregrinación adquiere un sentido aún más profundo tras el fallecimiento del papa Francisco. El padre Eduardo señala que, en esta ocasión, el encuentro se realiza, ante todo, para dar gracias por el pontífice que nos ha guiado como Vicario de Cristo. “Y también, para pedir con fe que el Espíritu Santo ilumine la elección del nuevo sucesor de Pedro, guiando al Colegio Cardenalicio para que el próximo Papa sea verdaderamente un pastor según el corazón de Dios”.
Es posible que, para el día de la peregrinación, ya se conozca el nombre del nuevo papa. Para la comunidad, sería muy significativo poder pronunciarlo durante la eucaristía, como una feligresía unida por la esperanza, no solo por la Iglesia, sino también por el país y el mundo entero.
Este año, el cardenal Luis Cabrera no podrá acompañar a los peregrinos; sin embargo, estará presente el obispo auxiliar de Guayaquil, monseñor Gerardo Nieves.
Puntos de salida
Los fieles pueden iniciar su peregrinación desde siete puntos oficiales definidos, con resguardo policial, militar y acompañamiento de la ATM:
- Ciudad Celeste, Santuario de Schoenstatt – 02h00 (desde aquí habrá otro horario de salida a las 3:30 para los trotadores)
- La Joya, San Alberto Magno – 01h00
- Santa Teresita, Entre Ríos – 02h30
- Puerto Azul – 03h45
- Czestochowa – 04h00
- Los Ceibos – 04h30
- Alborada – 05h00
Programa
- 4:30 – Se abren las puertas del santuario
- 5:00 – Confesiones
- 6:00 – Rezo del santo rosario
- 7:00 – Santa misa
Al finalizar la misa, los fieles podrán ingresar a la pequeña capilla en grupos, de manera ordenada, para venerar el cuadro de la Virgen María, conocida en el movimiento como la Madre Tres Veces Admirable de Schoenstatt.
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