
De la diabetes a la esperanza: así nació Guerreros Azules, ONG que transforma vidas
La Fundación, originaria de Loja, extiende su labor a nivel nacional ayudando a personas con enfermedades catastróficas.
A los 16 años, Agustín Valle fue diagnosticado con diabetes tipo 1. Lo que al inicio fue una experiencia difícil, se convirtió en el motor para crear un espacio de apoyo que, 22 años después, sigue vigente y más fuerte que nunca. “Buscando ayuda para mi condición encontré organizaciones que apoyaban a personas con diabetes tipo 1. Eso despertó en mí la necesidad de formar una fundación en mi ciudad, Loja”, recuerda Valle. Así nació la Fundación Guerreros Azules, una iniciativa que comenzó centrada en la diabetes, pero que con el tiempo expandió su alcance a otras enfermedades catastróficas y condiciones de vida.
Desde sus inicios, la organización sin fines de lucro se propuso no solo acompañar, sino también educar, prevenir y concientizar. Lo hace a través de ferias de salud, campañas informativas, programas de clown terapéutico y visitas hospitalarias, especialmente en las áreas pediátricas. “Queríamos llegar más allá de una sola enfermedad, y hoy trabajamos con diversas poblaciones en situación de vulnerabilidad”, añade Valle.
Una red de apoyo para cientos de familias
El impacto de la fundación es tangible: más de 500 familias han sido beneficiadas directamente y miles de personas en Loja y otras provincias han recibido apoyo en temas de salud física y mental. Actualmente, unas 50 familias reciben acompañamiento constante, y 20 personas con enfermedades catastróficas cuentan con respaldo gracias a convenios con otras organizaciones similares.
“Trabajamos con niños, jóvenes, adultos, y también con personas en situación de calle. No nos limitamos a una sola área, porque la salud y el bienestar son integrales”, destaca el vocero.
Voluntarios que hacen la diferencia
Detrás de cada acción, hay un ejército de corazones solidarios. La fundación cuenta hoy con 150 personas entre colaboradores, voluntarios y directivos, quienes sostienen los distintos programas que ejecutan. “Cualquiera que tenga el deseo de ayudar puede sumarse. Solo tienen que escribirnos a nuestras redes sociales o al WhatsApp 0994146765”, explica Valle.
El espíritu de la organización es colectivo: cada voluntario aporta desde su tiempo, su profesión o su empatía, contribuyendo a generar bienestar en quienes más lo necesitan.
Hacia un centro médico integral
Además de las visitas hospitalarias y la educación comunitaria, la fundación tiene una meta ambiciosa: crear un centro médico integral que permita atender de forma más estructurada a personas con enfermedades catastróficas. “Queremos un lugar donde se unan médicos, psicólogos, terapeutas y voluntarios para ofrecer un apoyo completo a nuestras comunidades”, expresa Valle con determinación.
Mientras ese proyecto avanza, Guerreros Azules sigue creciendo, visitando hospitales, llevando alegría con sus payasos terapéuticos, y educando sobre la prevención y manejo de condiciones crónicas.
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