Dominio total sobre la pareja, antifemenidad, agresiones (de todo tipo), y evitar toda muestra de debilidad, son algunas características de la “masculinidad tóxica”, una tendencia que se asocia a comportamientos de niños y hombres, y que pueden generar ciertos daños al bienestar de los demás e incluso a ellos.

En nuestro país, a juicio del psicólogo clínico Samuel Merlano, quienes practican esta conducta mantienen una campaña de violencia y de sentirse superior al género femenino. “Las principales víctimas son las mujeres, ya sea en el rol de hija, madre, esposa o trabajadora”, sostiene.

Este tipo de modelo patriarcal se originó en los años 80 y 90 como una forma de análisis psicológico y de autoayuda. Sin embargo, también se vincula a la represión emocional como estrés y depresión.

El concepto ha tomado fuerza al ser utilizado, además, en el feminismo, pero Merlano recomienda que la idea es que no se pase de un lado a otro, y que se trate de “buscar los puntos de equilibrio para que ambos (hombre y mujer) tengan las mismas oportunidades”.

¿Cómo se logra? “Ellos pueden cocinar, ayudar a barrer, entre otras actividades del hogar. Juntos deben compartir ese mensaje a los hijos y así crear un equilibrio de familia y de sociedad. Ninguno se debe sentir superior al otro”, explica Merlano.

Sobre esta problemática se han realizado diversos estudios. Uno de ellos fue de la Asociación Americana de Psicología que publicó por primera vez un informe con recomendaciones para la práctica psicológica con niños y hombres.

La guía, que tuvo como principal objetivo ofrecer pautas para desmarcar actuaciones asociadas a la masculinidad tóxica, advierte de los peligros de la ideología de la masculinidad en grandes y chicos.

Entre los efectos que se detallan en el documento figuran el aumento del conflicto de rol de género que da lugar a un comportamiento más agresivo y arriesgado, el aumento de las conductas de riesgo (consumo de sustancias) y la incitación hacia la homofobia, el acoso sexual, la intimidación y la violencia en general.

La psicoanalista Karla Campuzano atribuye este comportamiento a conductas que han estado asociadas al machismo, ya que, a su juicio, una figura parental reforzó o permitió aquel aprendizaje desde la infancia. “Otras consecuencias podrían ser desde la ruptura de las relaciones hasta la criminalidad”, concluye.

RESULTADOS

Diversos estudios sobre el tema determinaron que los hombres que no se encuentran sometidos a la ideología de la masculinidad tóxica disfrutan cuidando de sus hijos al igual que las mujeres.

Según Campuzano hay que desaprender lo inculcado durante generaciones y debemos reeducar a los padres en métodos de crianza positiva. La vida adulta es en su generalidad la repetición de patrones aprendidos en casa, a través de mensajes directos o subliminales, conscientes o inconscientes. 

"Detrás de un hombre con conductas disruptivas, hay una figura parental que reforzó o permitió aquel aprendizaje desde la infancia. Se cambia la sociedad desde un nuevo estilo de crianza y si ya eres adulto y te das cuenta que esto no está bien, siempre se puede adquirir nuevos aprendizajes desde la terapia o la autoayuda", asevera la psicoanalista.