
Más allá de Tinder: jóvenes guayaquileños optan por vínculos presenciales
Ante la saturación digital y la inseguridad, jóvenes optan por conocer a personas en actividades como runners
La saturación de interacciones digitales y las preocupaciones por la seguridad están impulsando a muchos jóvenes a replantearse la forma en que conocen a nuevas personas.
Tras años en los que las aplicaciones como Tinder o Bumble marcaron el ritmo de las relaciones, hoy se observa un giro hacia lo presencial, con un resurgimiento de espacios sociales que apuestan por la conexión genuina.
Los runners, las reuniones de café, popularmente llamadas coffee parties, clubes deportivos y grupos de interés cultural o artístico, se han convertido en escenarios donde las personas pueden compartir actividades, intereses y tiempo de calidad.
Las experiencias negativas llevaron a la presencialidad
El psicólogo y educador Luiggi Sáenz de Viteri sostiene que, aunque las apps de citas ofrecen inmediatez, también arrastran experiencias negativas y generan desgaste emocional. “He escuchado que hay personas que han tenido malas experiencias con Tinder o por mensajería. Creo que ese componente de seguridad hace que la gente busque conocerse de manera física bajo el respaldo de grupos sociales, con menos desgaste emocional”, explica.
Este tipo de actividades colectivas no solo favorecen entornos más seguros, sino que permiten que el proceso de conocerse sea gradual, reduciendo la presión de las citas uno a uno.
Sáenz de Viteri enfatiza que en estas experiencias el contacto es más auténtico. “Las fotos en redes pueden estar alteradas y no siempre reflejan la vida real.
En cambio, compartir una actividad en persona permite que intereses comunes se conviertan en la base de relaciones más saludables”, señala. Así, en un grupo de runners, un club de ciclismo o una coffee party, la interacción se da de forma natural, fomentando tanto el bienestar emocional como la creación de lazos sólidos.
Se da valor a la amistad antes que a la pareja
En estos espacios, la convivencia no se limita a la búsqueda de pareja. Muchos participantes encuentran amistades, redes de apoyo e incluso oportunidades profesionales. La diferencia radica en que, al estar arropados por un grupo con intereses comunes, el encuentro con una potencial pareja sentimental se da de forma más orgánica y segura.
Este fenómeno también refleja un cambio generacional: menos interés en la inmediatez de un match y más en la experiencia de compartir, conversar y crear vínculos a partir de la vida real.