
Ingrid Puruncajas y Purungoods: cómo el tufting pasó de técnica a terapia emocional
Purungoods convierte el tufting en arte emocional, terapia creativa y comunidad para todas las edades.
Purungoods nació para darle otro sentido al arte: no como un lujo ni un simple adorno, sino como un espacio de sanación, conexión y expresión. Fundado en 2021 por Ingrid Puruncajas, el proyecto convierte el tufting —una técnica textil que permite crear alfombras personalizadas— en una experiencia colectiva y emocional, abierta a cualquier persona sin importar edad, género o experiencia previa.
“El tufting me encontró a mí”, confiesa Puruncajas. “No lo estaba buscando, pero se convirtió en mi pasión, en mi terapia, en mi forma de conectar con los demás”.
(Te invitamos a leer: Gladis Meneses: colores que unen a Ecuador y Colombia)
Desde talleres itinerantes en Guayaquil, Quito y Cuenca hasta el próximo lanzamiento de un open studio tipo membresía, Purungoods ha tejido una comunidad donde cada puntada cuenta una historia. Niños, adultos y emprendedores encuentran en el tufting una forma de liberar tensiones, descubrir su creatividad y construir vínculos que trascienden el hilo.
Crear con las manos, sanar con el alma
El tufting, más allá de su estética vibrante y su versatilidad decorativa, tiene un poder transformador. “Cuando tufteo, reflexiono. A veces pongo una película, otras veces no escucho nada. Se me va el tiempo volando”, cuenta Ingrid. Para ella, trabajar con las manos es una forma de meditación activa. “Es increíble cómo hacer manualidades tiene beneficios terapéuticos. Literalmente hago terapia y trabajo al mismo tiempo”.
Esa experiencia se replica en cada curso que imparte en Guayaquil, Quito y Cuenca. Personas de todas las edades desde niños de 4 años hasta adultos mayores llegan con miedo, inseguridad o simple curiosidad, y salen con una alfombra terminada y una sonrisa de logro. “Muchos vienen a emprender, otros solo a desestresarse. Lo más lindo es ver cómo se superan, cómo le pierden el miedo y se sorprenden con lo que logran”.

Los talleres de Purungoods no solo enseñan una técnica: construyen comunidad. “Lo chévere es que la gente no se conoce entre sí, pero cuando alguien se desmotiva, siempre hay otro que le dice: ‘Tú puedes, dale’”, relata Ingrid. Las amistades que nacen entre bastidores y lanas son parte esencial del proceso. “Me ha pasado que luego salen juntos, se escriben, se apoyan. Eso es lo más lindo que te deja el tufting”.
Una historia que la marcó fue la de José, un niño de 9 años que ahorró junto a su madre todo un año para asistir a un taller en Cuenca. “Él hacía punch needle y soñaba con usar la máquina. Hoy me manda cartas, me llama ‘profe Ingrid’ y hasta me ha regalado cosas que él mismo hizo. Ya está emprendiendo con solo 9 años. Eso me emociona muchísimo”.
Open Studio: arte accesible para todos
Este año, Purungoods abrirá su primer open studio, un espacio mensual tipo membresía donde cualquier persona sin importar edad, género o experiencia podrá crear alfombras, espejos, bolsos o portavasos. “La idea es que vengan una vez a la semana por dos horas, sin traer nada, y puedan beneficiarse de todo lo terapéutico que tiene el tufting”, explica Ingrid. El proyecto busca democratizar el arte textil, hacerlo accesible y constante, como un gimnasio creativo.
Más allá del hilo: sueños que se expanden
Aunque los retos logísticos son muchos como movilizar bastidores, máquinas y lanas en un carro repleto junto a su padre Ingrid no se detiene. Ha participado en exposiciones como la de Portela en el Mall del Sol, donde creó piezas gigantes en tiempo récord. “Acepto esos desafíos porque quiero que más personas conozcan el tufting. Que sus vidas cambien como cambió la mía”.
Su visión incluye cursos online, expansión a otras ciudades y países, y un taller grande donde pueda crear alfombras de hasta diez metros. Porque para Ingrid, el arte no tiene límites. “Lo máximo del tufting es que puedes hacer cualquier cosa que tengas en mente. Y si eso tiene valor sentimental para alguien, yo puedo darle vida”.

El arte, cuando se vive desde la expresión personal, deja de ser un objeto decorativo y se convierte en herramienta de sanación. En Purungoods, cada alfombra es un reflejo de lo que alguien siente, recuerda o sueña. El tufting permite que niños, adultos y personas mayores se reconecten con su creatividad, sin juicios ni exigencias, y descubran que el arte también puede ser refugio, juego y logro.
Para seguir leyendo más contenido de EXPRESO, suscríbete aquí.