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"tratamos de llegar a las zonas donde identificamos, y donde nuestros socios identifican mayor necesidad".Karina Defas

Daniel Breneman, un legado solidario

El director de Programas y Capacitaciones del Cuerpo de Paz habla sobre la labor que realizan en el país y los planes a futuro.

En 2002, Daniel Breneman dejó su país natal para unirse a los Cuerpos de Paz, programa fundado en 1961 por el presidente John F. Kennedy. Este buscaba enviar a universitarios norteamericanos a proveer asistencia educativa y técnica a países en vías de desarrollo.

Su destino fue El Salvador, donde la experiencia comunitaria fue tan grata que optó por extender los dos años que duraba el programa a cuatro.

“Me gustó muchísimo esa experiencia, tanto que me quedé hasta 2006. No solo me cambió la vida, sino que me cambió hasta la carrera. Es un experiencia que recuerdo todos los días y que me motiva”, dijo.

Hasta entonces, el hoy funcionario era licenciado en Química y se desempeñaba en esa área, pero tras regresar de El Salvador se especializó en cooperación internacional, y se sumó a proyectos en Mozambique y Liberia.

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Daniel junto a los voluntarios y el staff.Cortesía

Hace tres años llegó al país como Director de Programas y Capacitación del Cuerpo de Paz.

Recibe a SEMANA en la embajada norteamericana, al norte de Quito, y deja en claro que, más que hablar de sí mismo, su pasión es hablar sobre el programa que dirige, y que tras la cuarentena por el COVID-19 se vio forzado a replantearse.

“Pensábamos que era posible volver a trabajar en 2020, sin embargo no se dio, lo que nos permitió continuar en contacto con nuestros socios estratégicos y analizar el trabajo que veníamos haciendo y prepararnos para cuando nos dieran la luz verde”, comentó.

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Los voluntarios pudieron regresar al país a inicios de 2022, pero en pequeños grupos. Primero arribaron 16 jóvenes, y luego se fueron sumando. En la actualidad hay 72 voluntarios trabajando en 15 provincias.

Los programas se enfocan en la enseñanza de inglés, los jóvenes, el medio ambiente y la salud. Se llevan a cabo, sobre todo, en las zonas rurales de Bolívar, Cotopaxi, Chimborazo, Napo, entre otras provincias.

“En todo el país hay necesidades, pero nos mantenemos alejados de las zonas altamente urbanas y tratamos de llegar a las zonas donde identificamos, y donde nuestros socios identifican mayor necesidad”, explicó.

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"Cuando estás trabajando no notas los resultados, pero a largo plazo es lindo ver el legado que han dejado nuestros voluntarios y cómo los recuerdan".Karina Defas

  • Un legado de seis décadas

En Río Verde, Esmeraldas, aún hay quienes recuerdan a Moritz Thomsen, uno de los primeros voluntarios del Cuerpo de Paz, que tras sus experiencias en la ‘Provincia Verde’ se asentó en el país y se convirtió en uno de sus cronistas más reconocidos.

En la sierra central, en cambio, hay una calle de un poblado que lleva el nombre de un voluntario. Se trata de un legado que cumplió 61 años y cuya huella aún es visible. Así lo señala Breneman.

“Este año, además de los proyectos que tenemos en territorio, tenemos un proyecto de voluntariado virtual que apoyan nuestros proyectos con el ministerio de Inclusión y con la Universidad Nacional de Educación. Entre ellos hay dos voluntarias que trabajaron aquí en Ecuador en los años sesenta, y es muy emotivo escuchar las anécdotas y el impacto de lo que han dejado los voluntarios. Cuando estás trabajando no notas los resultados, pero a largo plazo es lindo ver el legado que han dejado nuestros voluntarios y cómo los recuerdan”, indicó.

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  • Un futuro a largo plazo

Tras retomar el trabajo presencial, Breneman explica que la meta del Cuerpo de Paz es seguir creciendo hasta abarcar 200 voluntarios en 18 provincias en los próximos dos años.

La semana pasada se juramentaron cuarenta jóvenes cuyo labor será apoyar en la enseñanza del idioma inglés en comunidades rurales, y en mayo de este año se sumarán treinta y cinco personas más.

“Nuestra misión es promover la paz y fomentar la comprensión y la amistad entre las naciones, entre nuestros dos pueblos. Es un objetivo que está siempre vigente y que siempre buscamos alcanzar”, dijo. 

  • cara a cara

¿Cuál es el consejo principal que usted le da a los voluntarios?

Que digan que sí. Uno no siempre se siente tan integrado a la comunidad a la que lo designan y es importante que no solo hagan su trabajo sino que vayan a las fiestas, a los eventos, que disfruten y participen en lo que pasa fuera del trabajo.

¿Qué advertencias les brinda?

Les recordamos que ellos representan al pueblo de Estados Unidos en toda su diversidad, y que esa diversidad es lo que nos fortalece. Que sean profesionales, y que lo aprovechen, porque esta es una oportunidad única en la vida.

¿Hay apertura?

Sí. Nosotros hacemos el trabajo de persona a persona, de intercambio comunitario y vemos que hay mucha curiosidad y mucha aceptación.

¿Cuál es su paisaje favorito del país?

Me encantan las montañas. Me gusta mucho salir a caminar por las zonas montañosas. Viniendo de una región minera, es un paisaje muy impresionante.